Perdida en el tiempo

Capítulo 16

Tardo un poco en adaptarme a la oscuridad cuando salgo del castillo, ya que para no alertar a los guardias no he traído ni tan siquiera una vela que pueda proporcionarme luz, tampoco ayuda la niebla que hay a mi alrededor, es extraño que en el castillo no haya la niebla pero en cuanto sales sea de día o de noche hay una niebla que rodea todo el castillo.

Unas manos me rodean y me empujan a su cuerpo.

- Tranquila soy yo- susurra Pierre a mi odio antes de que yo haga ningún movimiento para liberarme de sus brazos - siento haberte asustado pero he visto a unos guardias haciendo una ronda de vigilancia y no quería que te vieran-

Asiento con la cabeza y en me agarra la mano para salir de allí, conforme vamos avanzando la niebla se va disipando por lo que se puede ver el camino mucho mejor.

- Esto es extraño ¿Cómo puede la niebla solo afectar al castillo y no al resto los alrededores?-pregunto con curiosidad, este fenómeno es algo que sigue afectando al castillo en la actualidad.

- Se dice que el castillo está hechizado- me responde mi amigo mientras avanzamos.

-Venga ya Pierre, ya somos mayores para creer en la magia-

- Lo dice la chica que viaja en el tiempo-me revuelve el pelo como yo hacia con él cuando era pequeño.

- Eso no es magia eso es diferente- digo apartando su mano de mi pelo.

- ¿Y que es?-

- No se pregúntaselo al alquimista que creo la piedra del infinito-

Él ríe, haciéndome sonreír también, después de cinco años sin vernos es como si el tiempo no hubiera pasado.

- Mi cabaña esta por este camino- me indica un caminito a pocos metros del castillo.

En poco tiempo llegamos a las dos únicas cabañas que hay en el lugar.

-Es un lugar tranquilo - señala una de las cabañas -la señora Matilda es una amable anciana viuda y no tiene familia por lo que nos hacemos compañía y hace un hace un guiso delicioso.

- ¿No hay más cabañas en la zona?- pregunto al no ver más cabañas por los alrededores.

-No, me gusta la soledad así que cuando me establecí aquí busque un lugar apartado pero sin estar demasiado lejos del pueblo-

Entramos en una cabaña pequeña pero acogedora donde la chimenea es la protagonista de la estancia.

-Es pequeña pero es mía, nada mal para un huérfano- dice esperando mi aprobación.

-Es preciosa- el siempre quiso un lugar que le perteneciera, un lugar seguro ya que es algo que nunca tuvo en su niñez.

Se acerca al caldero que esta en la chimenea y tras coger un plato me ofrece estofado.

-Gracias-

Él se sirve otro plato y se sienta a mi lado, luego de unos minutos comiendo en silencio dice

-Lucrecia siempre he querido saber lo que paso después de dejarme en Burdeos, un día nos llego la noticia de que habían apresado y quemado a un grupo de templarios y un hombre se presentó en la plaza del pueblo y tras leer el nombre de los condenados en la hoguera los tildo de herejes, nunca supe si tú habías corrido el mismo destino que el maestro, aunque tuve la esperanza de que estabas viva- aprieta la cuchara con la mirada perdida, no quiero ni imaginar lo que sintió el pequeño Pierre al pensar que había perdido a las dos únicas personas que tenía en el mundo.

-Nos emboscaron, fueron los soldados del rey y la Santa hermandad -intento contar lo que paso sin darle demasiados detalles, no solo por ahorrarle sufrimiento, sino para no tener que recordar aquel aciago día- era un día de tormenta, nos cogieron desprevenidos y no podíamos viajar aún, acabábamos de volver de un viaje en el tiempo, ellos nos perseguían y en la huida caí torciéndome el tobillo, por lo que no podía continuar, él me escondió tras unos arbustos y luego lucho contra ellos, eran demasiados por lo que al final lo terminaron apresando, días después pude transportarme a su celda intente que convencerlo de escapar, pero él se negó, dijo que si morir era deseo de Dios él no se opondría a ello, pocos días después fue quemado en la hoguera, yo estuve allí, le debía el no morir solo, escuche sus gritos de dolor, fue horrible aún tengo pesadillas con ese momento, había más templarios , fue una masacre-agarro mis manos han empezado a temblar al recordar la escena - esos hombres pasaron toda su vida luchando por su fe y los mataron por herejía-las lagrimas amenazan con salir con los recuerdo de los gritos de los hombres y de los cuerpos calcinados que quedaron después de que las llamas devoraran sus cuerpos, los días posteriores a la muerte de mi maestro apenas dormía aterrada por las pesadillas, cada vez que había una tormenta recordaba como el templario fue apresado y me invadía el sentimiento de culpa, el psicólogo de la orden estuvo durante los dos siguientes años dándome sesiones diarias para tratar las pesadillas y el trauma a las tormentas que desarrolle, ahora las tormentas me incomodan ya que siguen llevando mi mente a esos días y aunque a veces tengo pesadillas mi mente se ha ido recuperando con los años.

Pierre que también intenta contener las lagrimas me abraza y acaricia mi espalda para darme ánimos, a él también le duele el final de nuestro mentor, para los dos ese hombre fue como un padre, pero para Pierre ese hombre era aún más importante para él , yo tuve la suerte de tener un padre amoroso, sin embargo el suyo lo abandonó y fue encontrado en las calles mendigando por el templario que le dio un techo y comida caliente.

- Dejemos la tristeza-sonríe frota mis brazos dándonos ánimos a ambos- hace años que no nos vemos, cuéntame ¿En qué lío te has metido ahora para terminar como la esposa de uno de los Laird más temidos de escocia?-dice con humor.

-Pues verás...- le cuento absolutamente todo, desde la misión aparentemente sencilla que termino en emboscada, mi encuentro con el psicópata consejero del rey y los primeros y solitarios días en el castillo de las brumas.

Pierre escucha mi historia atentamente y luego dice:

-Puedes venir aquí siempre que quieras incluso si no estoy, mi casa es tu casa, aquí estarás a salvo hasta que encontremos tu colgante-Eso es algo que ya sabía que iba a decir, a Pierre le incomoda compartir su espacio y no le gustan que toquen sus cosas, sin embargo como siempre me consideró su hermana mayor , siempre compartió conmigo lo poco que tenía.




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