Perdiéndola (mia para siempre #2)

Silencio

Hola a todos por aquí! Hoy estoy triste. Nunca me imaginé que el primer corazón roto doliera tanto. Sip, ayer me dieron mi primer corazón roto y les aseguro que duele como el infierno. Él no me merece y lo sabía, pero nop, seguí ahí. A veces los seres humanos somos tan masoquistas, que sabiendo que vamos a terminar mal, queremos intentarlo. Ayer se terminó, fui el desliz de un hombre, no, de un niño que jugaba a ser hombre. Y es mi culpa también. Ambos fuimos culpables. 

Perdonen si les comparto esto, no tiene nada que ver con la lectura o quiza sí. Duele tanto que no sé que hacer para que deje de doler. 

Gracias por leer. Bendiciones 

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Dos meses después:

Me levanto asustado, otra vez soñé lo mismo. Miró al otro lado de la cama y está vacío. Nina se ha ido del todo y en nuestro departamento solo reina el silencio. El silencio que día a día me consume. Tiró del cobertor y descalzo me dirijo a la cocina, saco una cerveza y la bebo sentado en el sofá mientras lloro desconsoladamente con la foto de Nina entre mis brazos. Tengo un problema, lo sé. Lo he admitido, pero solo a mí. Todos a mi alrededor lo saben, pero no quieren echar más sal a la herida. El departamento está vacío. No han dejado nada de ella, solo el álbum de fotos que coleccioné para ella en nuestra luna de miel. Me dirijo a la TV y le doy play a la grabación de nuestra boda. Mis ojos se empañan y caigo de rodillas mientras digo su nombre una y otra vez, pero sé que nada va a cambiar y yo seguiré en el silencio.

Después de lo sucedido la última vez que la vi, sus padres vinieron al departamento y se llevaron todo. Su ropa, sus materiales de trabajo, sus accesorios. Todo lo que le pertenecía. Cuanto te acostumbras a vivir con una persona, es triste cuando se marcha. Imaginar que es mi esposa quien se marchó duele aún más. Me desgarra. Veo las gavetas y los colgadores en el ropero vacíos. Su estudio está lleno de polvo. Ni siquiera yo he sido capaz de mover algo. Daría todo por volver en el tiempo y hacer las cosas bien, pero no puedo. Debo afrontar las consecuencias de mis actos, así como ella está afrontando las consecuencias de los suyos. No sé dónde está. Su familia no quiere decirme nada y por más que lo he intentado, no logro localizarla y talvez es lo mejor. Pero mi corazón no entiende razones. Mis padres están decepcionados, pero aun así me apoyan. Quieren que regrese a Perú con ellos, pero no lo sé. Llevó 2 meses sin empleo y ni siquiera me importa. Solo quiero llorar, beber y dormir.

El teléfono suena, debe ser mi padre. A pesar de todo, él y mamá han estado velando por mí.

—Hola viejo, ¿Cómo estás?

—¿Estás llorando otra vez Christian?

—Eres adivino o brujo—sonrió con sarcasmo—. Si perdieras a la única mujer que realmente has amado durante tu vida, ¿llorarías?

—Sí—responde rotundamente mi padre—. Lo haría, pero ya te he dicho que debemos afrontar las consecuencias…

—…de nuestros actos. Lo sé y eso hago. Déjame hacerlo a mi manera y si solo quiero llorar pues lo haré. Ahora dime, ¿Cuál es el motivo de la llamada? A parte de saber que aun respiro.

Desde lo ocurrido mis padres temen que atente contra mi vida, pero no lo haría. Eso sería ser demasiado cobarde y nunca lo fui. Al menos casi nunca. Parte de mi cobardía me ha llevado a donde estoy ahora. Sin esposa, sin bebé.

—Christian, los padres de Nina llamaron—mi corazón se acelera con solo escuchar su nombre—. Quieren verte, los papeles de divorcio están listos y necesitan tu firma. Ella ya los firmó.

Y eso solo me provoca más dolor. No quería pensar en este día. Una parte de mi albergaba la esperanza de que podríamos encontrar un camino que nos volviera a unir, pero Nina acaba de aniquilar esa esperanza. Me quedo en silencio, no sé qué decir. Supongo que debo aceptar todo.

—¿Cuándo y dónde? –preguntó. Talvez sea la última vez que la vea. Talvez aun exista una posibilidad, por más mínima que sea.

—Vendrán mañana a la casa de tu tía. Hijo, ella no vendrá. Te lo digo porque te conozco y talvez pienses que habrá una posibilidad. No te mientas hijo, ella solo quiere olvidar. Por favor Cristian déjanos ayudarte. Tu madre y yo estamos preocupados por ti. Ven a quedarte con nosotros. El silencio y la soledad no son buenas compañías.

—Estoy bien. Lo sabía. No te preocupes, estoy bien. Estaré allí mañana. Te veo mañana. Saluda a mamá.

—Christian…—cuelgo antes de escuchar algo más. Antes de desmoronarme frente a papá. Caigo al suelo y lloro. Lloro porque esto es definitivamente el final y no lo puedo soportar. Me levanto como puedo y voy a la nevera por otra cerveza y otra y otra más hasta perder la consciencia.

Abro los ojos, la luz da a mi rostro. Huelo a alcohol y en ese momento recuerdo que debo ir a casa de mi tía a firmar unos papeles de un divorcio que no pedí, pero que merezco.

Cuando llego a la casa, los padres de Nina están sentados en el sofá. Saludo educadamente y me siento.

—Bien. No queremos dilatar el tiempo—dice el padre de Nina sacando los papeles—. Aquí están los papeles. Solo se necesita tu firma. Como podrás darte cuenta, mi hija ya los firmó—extiende los papeles junto a un bolígrafo. Miro la firma de Nina y a mi mente vienen los recuerdos de nuestra boda—. No queremos perder el tiempo. Tenemos que irnos.




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