Perdóname...

Capítulo 63

—¿Qué les tomo tanto tiempo? — pregunto Valentino, preocupado.

—¿Luana está despierta? — replico Nicolás.

—Si lo está.

Nicolás camino de un lugar a otro mientras Carmen lo miraba ansiosa desde el mueble donde estaba sentada al lado de Julieta. No sabía, si debía llamar a Luana, para decirlo todo.

Luego de unos minutos tomo la decisión que estaba alargando, sabía muy bien que Luana debía saber todo, para evitar que cayera en cualquier trampa. ¿Pero cuánto es todo? Se preguntó.

—Necesito hablar con ustedes, es muy importante que sepan lo que está pasando, pero necesito que Luana esté presente.

—¿Crees que sea conveniente? — Pregunto Nicolás, preocupado por que la noticia afectara la salud mental de Luana.

—Francamente, no lo sé, pero también pienso que es necesario que ella esté alerta. Además, tenemos a Julieta aquí con nosotros, ella podría ayudarnos, ¿no crees?

—No lo sé Nico, creo que mejor llamamos a Avalos y esperamos a que él llegue.

—Avalos debe estar por llegar, lo llamé cuando estábamos de camino.

—¿Pueden decirme que se traen entre manos? — pregunto Luana que en silencio había ingresado a la oficina intrigada por las voces que se escuchaban en la oficina y al notar que la mencionaban decidió salir para averiguar que estaba pasando.

El celular de Valentino vibro en sus pantalones. Desbloqueo el equipo y vio que era un mensaje de Nicolás.

—¿Qué Luana despertó?

—Tu amiga — escribió Valentino mientras miraba a Luana acercarse a su madre.

—Mami, ¿qué haces aquí? ¿Y por qué estás con una valija?, ¿sucedió algún problema?

—Hija yo… —Carmen iba a contar lo que estaba sucediendo cuando fue interrumpida por Valentino, que miro de una manera extraña a Nicolás, dándole a entender que le siguiera la corriente.

—Luana, sé que estás muy preocupada por Alex, pero los abuelos del niño están tratando de ubicar su paradero, sabes que Pablo había ganado varios premios y fruto de su trabajo había logrado amasar una pequeña fortuna y pues según me entere, el viejo Cisneros hizo un negocio que le salió mal y ahora quiere el dinero de la herencia de Alex para poder salir del atolladero en el que se metió. Ya cerro dos de sus tiendas por departamentos en provincia.

—¿Cuándo supieron eso? — interrogo Luana

—Nos enteramos hoy — dijo Nicolás, quien no sabía si esa información era realmente cierta.

—Mira — dijo Nicolás mientras le alcanzaba un file con documentos a Luana — Esa es la información que me enviaron el día de hoy. Les puse un investigador hace varios días, debido a lo que me contó Diana sobre el problema con la tenencia de Alex.

Luana abrió el file y vio con detalle todo el movimiento que habían estado realizando los Cisneros en sus finanzas y también reviso las fotografías que se adjuntaban de las personas que los habían estado siguiendo todos esos días. Incluso había fotografías de dos hombres que estaban paradas al frente del edificio en el que se encontraban.

Su corazón se llenó de angustia al pensar en que podían quitarle a Alex, ella no lo podía permitir. Miro de manera aterrada a Valentino.

—Te prometí que te ayudaría con lo de Alex y no voy a fallarte. Esa es la razón de que Carmen esté aquí. A partir de hoy ustedes se mudarán a mi casa.

—¿A tu casa? ¿Pero no vives al frente de la nuestra?

Valentino sonrió levemente.

—No Lu, esa es la casa de mi tía. Ustedes y los niños irán a mi casa. Ahí estarán más tranquilas y protegidas.

—¿Los niños?

—Así es, Alex y mis hijas se mudarán con ustedes. Espero no te moleste.

—No, no hay problema, al final es tu casa.

Valentino sonrió, mientras pensaba — también es tu casa cariño.

Nicolás se dio cuenta de que Valentino no quería que Luana se enterara de nada, luego de pensarlo mejor estuvo de acuerdo con él. Pero le urgía decirle la verdad de todo para que él supiera que acciones debería tomar para proteger a su familia.

Sonrió, al ver que no se había equivocado al confiar en él. —Si algo me pasa —pensó Nico —Él podrá hacerse cargo y protegerlos.

Tocaron la puerta de la oficina y apareció Miranda acompañada de Avalos.

—Gracias Miranda, puedes retírate — hablo Valentino mientras se acercaba a Avalos para darle la bienvenida.

—Así, que tú eras el poderoso señor de las construcciones. — Manifestó Avalos ni bien entro.

—Gracias por lo de poderoso, pero aún estoy en eso. — Respondió humildemente Valentino.

—Bueno, aquí estoy, ¿para qué me llamaron?

Valentino tomo la palabra nuevamente y se acercó a Luana, quien retrocedió unos pasos.

—Luana, Avalos vino por ti, vino a ayudarte.

—A mí porque, yo estoy bien — replico Luana molesta.

—¿Nena, recuerdas los desmayos que has tenido últimamente?




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