Valentino se paró de su asiento y se acercó a una pared, presiono un botón y la pared dejo a la vista una inmensa ventana desde la que se podía observar el bungaló, estaba en silencio mientras su mente trabajaba a mil por hora.
¿Qué debería hacer? ¿Sería Avalos el tipo que ayudo a Maritza a quitarle a las niñas?
—¿Hace cuánto tiempo lo conoces? —Pregunto Valentino sin mirar a Nicolás,
—Lo conozco hace más de diez años — Se quedó un rato pensando y luego confirmo — Ya son doce años.
—¿Cómo lo conociste?
—La primera vez que lo vi fue en el hospital, me trajeron al hospital de emergencia debido al corte que me hizo mi padre, había sido tan profundo que termino afectando mis órganos internos. — Nicolás emitió una ligera sonrisa — Y todo, ¿para qué?, solo para complacer el sadismo de uno de sus clientes. Avalos estaba haciendo sus prácticas en el área de emergencia, de inmediato supo lo que me estaba pasando. —Nicolás se quedó callado recordando toda la ayuda que Avalos le había brindado desde que lo conoció, jamás se le ocurrió pensar que estaba cometiendo un grave error al darle su confianza solo porque lo había ayudado.
—¿Sabes si tiene alguna cicatriz?
Nicolás se quedó en silencio, mientras cerraba los ojos y trataba de recordar.
«—Quédate tranquilo, estoy aquí para ayudarte.
—¡Suéltame! —siseo Nicolás, envuelto en dolor, no quería ser lastimado de nuevo. —¡Donde estoy! — grito como un demente, mientras trataba de levantarse de la cama y se daba cuenta de que tenía las manos sujetas a una camilla ¿Qué historia morbosa se había inventado esta vez su padre, para joderlo? Trato de liberarse mientras sacudía con fuerzas sus muñecas atadas.
—Tranquilízate o te abrirás los puntos por enésima vez. — Le dijo el joven que estaba a su lado mirándolo de manera apenada.
—¿Cuánto pagaste? — Respondió Nicolás mirándolo con asco y repulsión
—¿Pagar? — Respondió el joven, que llevaba un uniforme de hospital.
—Así que tú eres uno de esos fetichistas, ¿eh? — hablo Nicolás, finalmente resignado, de pronto sintió un líquido fluir por su abdomen y recordó que su padre lo había cortado como si fuera un cerdo, cuando el último cliente se había disfrazado de carnicero. Odiaba su vida, pero más odiaba a los tipos como su padre, que pensaban que el solo era una pequeña puta y que podían hacer con el todo lo que se les antojaba.
Quería matar a cada uno de esos seres despreciables, que lo habían jodido desde que tuvo uso de razón. Sintió un sabor amargo en su boca, que luego se mezcló con un sabor metálico, se había mordido la mejilla sin darse cuenta.
—Si sigues lastimándote, tendré que sedarte — Hablo el joven al ver unas gotas de sangre mostrándose en la comisura de sus labios.
—No me hagas reír, así que prefieres hacerlo con alguien dormido, ¿esa es la manera que tienes de satisfacer tu morbo?
El médico se quedó asombrado mirándolo ¿Qué le habían hecho a ese muchacho?, luego de ver cada una de las cicatrices de ese niño, imaginaba que había sido torturado con gran sadismo. Él había sido un huérfano, que había podido salir del sistema con gran esfuerzo y siempre sentía gran empatía por las personas que sufrían. Pero también sabia, que las personas abusadas eran muy desconfiadas, así que decidió cambiar de táctica.
—Estás en el hospital, quiero que veas esto — le dijo con seriedad.
Se acercó a las cortinas que formaban el cubículo donde estaban y los abrió de un tirón. Nicolás vio de inmediato que estaba en una gran sala y que las camillas estaban separadas unas de otras mediante cortinas corredizas, entonces era cierto que estaba en el hospital.
Avalos ayudo mucho a Nicolás, con su recuperación y también lo conecto con gente que podría ayudarle a escapar.»
—Respondiendo a tu pregunta si tiene, tienes dos cicatrices profundas a la altura de las muñecas. — Finalmente declaro Nicolás.
—Entonces él podría ser el que ayudo a Maritza.
—No lo sé, aún lo dudo Valentino.
—¿Por qué lo dices?
—Esas cicatrices se las hicieron los secuaces de mi padre por ayudarme a escapar, en un principio Avalos no pensaba dedicarse a la psiquiatría, él estaba especializándose en neurocirugía, pero los hombres de mi padre le cortaron los tendones y a pesar de que intentaron reconstruirlos, sus movimientos ya no fueron los mismos, nunca más pudo pensar en ser cirujano. —Nicolás se sentía demasiado culpable por lo que le sucedió a Avalos.
—Pero eso, no lo libra de sospechas, solo espero no descubrir que él es el culpable de lo que le paso a mis hijos y a mi mujer.
—Démosle el beneficio de la duda, pero sin dejar de investigarlo, ¿te parece?
—Está bien, bueno, ve a dormir. Voy a ver a mi familia y a dormir un poco.
—Gracias cuñado por estar para mi hermana y mis sobrinos.
Valentinos subió las escaleras a paso lento, entro en las habitaciones de sus hijas, las vio dormidas, y luego se dirigió a su habitación, abrió la puerta, vio a Alex durmiendo abrazado a Luana, se acercó lo cargo en sus brazos y lo llevo a su habitación.
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Editado: 16.02.2023