Ragnar
- Deben de cuidar a Safra -ordené- Causará más problemas sino la vigilamos...
- Eh Ragnar... - Dustin me interrumpió.
- ¿Qué?
- Ya se fue -completó Elf.
- Carajo -miré los alrededores tratando de localizarla- Necesito que un grupo vaya a investigar los alrededores del huerto, mientras yo busco a Safra.
Esta tonta cada vez que sale conmigo a una misión, siempre se pone en peligro y me molesta eso.
Sino fuera por mi abuelo, esa causa preocupación no sería mi responsabilidad, todo se ha estado complicando desde el día que llegó, no digo que ella sea la causante, sólo que todo estaba tranquilo antes.
- ¿Por qué la debes buscar? -Zita de nuevo habló fastidiada.
- Es mi responsabilidad -contesté serio.
Ella sólo se dirigió hacia los cultivos, Olav y Xanat la siguieron.
- Tan difíciles -dijo Howard- Te acompaño a buscar a Safra.
- Gracias.
- Se me hará divertido buscar a la chica -dijo con su típica sonrisa Ralph.
- Yo los acompaño -se ofreció Dustin.
- Yo voy contigo - Elf pasó su brazo por la cabeza de Dustin.
Ellos tan apegados como siempre.
Desde que los conosco ellos nunca se separan, son unos buenos amigos y de lejos se nota la clase de relación que tienen.
- Safra será mi buena amiga así que voy -dijo Siena.
- Vamos -dicté empezando a caminar.
Empezaron a llamarla por su nombre varias veces mientras caminábamos.
¿Dónde te metiste Tonta?
Mi abuelo matará si no la llevo sana y salva al castillo, no sé que planea mi abuelo al tenerla aquí. Él siempre ha sabido ocultar bien sus cosas y planes, cuando menos te lo esperas este hombre te sorprende con algo. Auque estoy feliz de poder verlo bien de nuevo, me preocupa que las Mantícoras consigan lo que quieren, ya lo atacaron y él no ha echo nada ¿El por qué? No lo sé, se supone que al ser atacado por otra raza el ya le tiene que declarar la guerra a esa especie.
Desde la guerra pasada, él ha sido una persona muy diferente, aunque tuviera una sonrisa en su cara, se notaba que era una falsa y cuando trajo a esa chica ha estado cambiando y teniendo reuniones para hablar en su oficina, es muy sospechoso.
- Miren allí -Ralph señaló algo detras de un árbol, logrando sacarme de mis pensamientos.
Llegamos donde estaba.
- Es Safra.
La chica estaba en medio de dos hombres, ningun hada se viste de negro y eso no es lo sospechoso, sino que estan cubiertos de pies a cabeza del mismo color.
Safra se cayó y los otros sólo empezaron a gritar.
- Oh no -exclamó Siena.
Corrí hacia ella y las personas que estaban ahí. Los demas estaban detras de mí.
- ¡Mierda! -exlamó uno de los hombres al vernos y fruncí el seño.
¿Por qué quieren huir?
- ¡Corre! - empezaron a correr y se llevaron consigo un saco.
- ¡Ralph, Howard y Elf al delantero! ¡Siena, Dusti al otro!
- ¡Sí señor! -contestaron con sintonía.
Elf con su arco que hizo aparecer con su magia, lanzó una flecha que tenía una cuerda que amarro al que iba adelante con el saco, Howard paralizó al hombre y Ralph se convirtió en un gran lobo de color café y se puso enfrete del sospechoso, gruñéndole.
Siena soltó un grito que hizo que el suelo donde estaba el otro se abriera formando un hoyo haciéndolo caer, Dustin sacó su espada de fuego y los dos rodearon al hombre.
Yo por otra parte me acerqué a Safra que estaba casi al apar del vómito.
- Ey -la moví de un lado para otro- ¿Estas viva?
- No, sólo estoy murida -dijo poniéndose de espaldas.
Me levanté para alejarme del olor tan horrible.
- Si no te levantas ahora te dejo -le dije serio.
Ella como pudo se levantó y se sentó.
- ¿Por qué eres así? -su tono se quebró.
- Ay no.
- ¿Sabes lo difícil que es para mí no dormir hasta tarde? -estaba llorando- Ni te preocupas por mi salud maldito Dragón amargado -me reclamó enojada- Y lo peor de todo esque tengo hambre -de nuevo lloró.
- Vamos regresaremos pero ya calla -frustración es lo que me causa.
- No quiero, yo quiero comida -me gritó.
- En el castillo hay comida.
- ¿Mucha comida? -su tono se volvió suave.
- Sí, sí, mucha -ella me extendió los brazos.
- ¿Qué haces? -pregunté extrañado.
¿Quiere que la arrastre?
Parecía un mono y no era por su vello que se notaba mucho.
- Cargame.
- ¿Qué?
Lo que me faltaba, además de causar problemas todavía quería que la complaciera.
- ¿Acaso quieres que te dé de comer también? - dije sarcástico.
- ¿Lo harías? -me preguntó con una sonrisa.
- ¡No, claro que no!
Esa sonrisa iluminada se desvaneció y en cambio apareció un puchero triste.
- ¡Eres malo! -se puso a llorar.
- ¡Te cargaré, te cargaré!
La tome por su cintura y la arropé entre mis brazos, ella se adhirió a mí, me está agarrando como una niña pequeña abraza a su juguete. Acomodó su cara en mi cuello, dándome una sensación extraña
- Mi Dragón amargado - dijo aniñada.
- Ahg, no te pegues tanto.
Estaba como un kohala agarrada de mi cuerpo, la agarre por las piernas para que no se cayera, apestaba a vómito y eso fue desagradable.
- Ragnar -la voz de Howard me recordó sobre el otro asunto- Ven a ver.
Me acerqué a ellos.
- ¿Qué pasa?
Howard me señaló el saco que contenía una especie de polvo rojizo y negro, lo que me temía.
- Son obras de las Mantícoras -afirmé- Llevense a esos hombres para interrogarlos, guarden el saco, lo llevaremos como prueba, yo me encargo de lo demas -mi tono era sombrío- Por ahora volvamos y notifiquemos que los cultivos volverán a la normalidad.
- ¡Sí señor!
- Y ustedes -me dirijí hacia los idiotas amarrados- Espero que se preparen para su infierno.
Sólo me miraron con odio y se mantuvieron callados.
Editado: 16.07.2021