Siento el líquido frío en mi vientre y escucho la máquina de la ecografía, a mi lado está Morgan bastante impresionada mirando hacia la pantalla.
—El sexo del bebé es...
—NOOOO—el doctor y yo nos asustamos por el gran grito que soltó mi amiga desde su asiento.
—Doctor, yo no la conozco, si quiere la puede sacar del consultorio. Auch—digo por qué me acaba de golpear el brazo.
—Porque mejor no hacemos una fiesta de revelación, el doctor me revela el sexo a mí y yo me encargaré de todo—Morgan está muy emocionada con esta idea, no me gustaría decirle que no porque ya casi se acaban las vacaciones y se irá a la universidad.
—No me parece mala idea—digo luego de pensarlo unos segundos.
—Perfecto entonces, señorita Hampson ya sabe, siga las indicaciones y que pase un buen resto del día, se puede retirar para decirle a su amiga el sexo del bebe— con toda la resignación me salgo, estoy a punto de escuchar detrás de la puerta, pero mi amiga me conoce tan bien que le subieron el volumen a la música instrumental del consultorio, genial no. Luego de unos minutos que para mí fueron eternos sale mi amiga toda sonriente. Iba a preguntar, pero ni siquiera me dejo hablar.
—Ni lo pienses, querida amiga, mi boca estará sellada hasta la fiesta, que será el sábado.
—Pero que dices, hoy es lunes, soy la madre, tengo que saber que llevo en mis entrañas.
—No, mi cielo, te aguantas.
—Está me las pagas, Morgan.
Como es de costumbre, Morgan me deja en casa, me despido de ella para dirigirme a mi guarida que en estos días ha sido mi hermosa cama. Pero miro la casa de mis amados vecinos, alias la casa donde vive el padre de la criatura, camino hacia la puerta y toco el timbre, en eso la puerta es abierta por un mismo Dios bajado del cielo, si esto fuera una película sería la chica idiota que se queda hipnotizada por el chico guapo.
—Pero miren quien está aquí, si es el pequeño demonio de Olivia, la vecina traviesa que ahora está embaraza de mi amado hermano, pero qué vueltas da la vida, ¿no crees?—el Dios que está parado enfrente mío es el hermano mayor de Ansel, Daniel, la verdad que el universo ama mucho esta familia con semejantes genes espero que el bebé saque un poco de ellos.
—Vaya, Daniel esperaba no tener que verte la cara nunca más en la vida, pero ya vez las cosas nunca salen como uno quiere—se pasa las manos por su pelo sedoso, castaño, negando con la cabeza. Daniel también fue parte de algunas de mis bromas que iban dirigidas a Ansel, pero resultaba que el que estaba en el lugar y momento incorrecto era Daniel.
—Y al parecer las cosas no les salieron bien a ti y a mi hermano— dice señalando mi vientre.
—Qué gracioso eres—le saco el dedo medio.
—Tus modales siempre resaltando—obviamente lo dice sarcásticamente.
—Hermano, aquí está tu mujer que vino a ponerte la correa—grita Daniel, él a diferencia de Ansel, su estilo es más varonil, más rudo, tiene un carácter que quisieras mantenerlo lejos de ti, es más parecido a su padre, al parecer esta familia tiene un poco de problemas con el Donovan mayor, porque Daniel se mudó a temprana edad de casa y sé que si está aquí en estos momentos es por su madre. ¿Qué como sé todo esto? Fácil a mi madre le encanta el chisme así como la ven y ella me cuenta algunas cosillas.
—¿De qué mujer hablas?—aparece Ansel en la puerta con unos pantalones de jugar basket y una franela blanca y sudado, pero ni así el muy maldito deja de verse guapo.
—Cabe destacar que no soy tu mujer, pero si la que te va a dar un hijo—después del beso el día la graduación las cosas han ido mejorando nos estamos llevando de maravilla, lo normal supongo, pero para nosotros eso es estar de maravilla. Ninguno ha querido dar ningún paso tratando de llegar a algo más, porque si es obvio qué pasa algo entre nosotros, pero estamos claro que ninguno va a tomar la iniciativa.
—Solo vengo a decirte, que mi amiga Morgan me quiere organizar una fiesta de revelación como eres el padre estás invitado es este sábado—Ansel no me acompaño al chequeo porque no quiero que esto se ponga más incómodo de la cuenta, así que acordamos que en algunas ecografías iré con él y en otras con Morgan.
—Querrás decir, estamos invitados, porque yo no me perderé la fiesta de mi sobrino o sobrina, cuñadita—lo miro con cara de quererlo matar por cómo me acaba de llamar.
—¿Ya se dejó ver?— pregunta Ansel ignorando por completo a su hermano.
—Si, y los únicos que saben que es son Morgan y el doctor, pero no trates de preguntarle a ella porque te abofeteará.
—No te preocupes, no me acercaré a tu amiga en estos días—iba a contestar cuando escucho de fondo una voz chillona que reconozco al instante.
—Ansel bombón—se tira a sus brazos y empieza a repartir besos por su cara de forma melosa.
—Miranda, ¿qué haces aquí?—le pregunta un Ansel bastante confundido.
—Saben que, mejor, me voy de aquí antes que empiecen a llover tiros—dice Daniel y se desaparece.
—Que pregunta la tuya bebé, vine a ver a mi amado novio—mi cara de sorpresa no daba para más.
—Creo que ya debo irme—Miranda se dio la vuelta y se dio cuenta de mi presencia.
—Oh, Olivia, estás aquí y más gorda—me mira con desagrado.
—Oh, Miranda estás aquí igual de zorra y rogona que siempre, pero no me sorprende de personas vacías como tú, hasta luego Ansel—me doy la vuelta para irme a casa cuando escucho que Ansel me dice que nos vemos el sábado ni siquiera le contesto y ni siquiera sé por qué estoy molesta, quizás porque el muy maldito no me dijo que tenía novia, entonces algo hizo clip en mi cabeza, Miranda me dijo que estaba gorda, pero no hizo ningún comentario hiriente sobre mi embarazo lo que quiere decir que el hijo de su madre de Ansel no le ha soltado la bomba, pensándolo bien ella no tiene como enterarse si ya salió de la escuela hace año y medio y está en la universidad lejos de aquí, muy indignada me doy la vuelta para decir unas cuantas verdades, a lo lejos escucho como discuten la feliz pareja.