Todo empezó en mi decimosexto cumpleaños, cuando las lluvias empiezan y el panorama se ve más triste de lo normal, así que lo único que hacía era revisar estados de Facebook y leer libros, casi no salía de casa hasta que encontré un nuevo amigo con quien ir a caminar y hacer cosas de chicos.
Mi nuevo amigo se llama Charlie, y es muy simpático a decir verdad, a mi madre le cae bien, así que no hay problema por llevarme con él, Charlie es un poco más alto que yo por lo que deduzco que medirá un metro setenta y dos, ya que yo mido un metro setenta, y pues no lo veo muy alto, sus ojos castaños como madera y toque de miel lo hacen ver muy bien, su cabello negro es muy sedoso y siempre lo lleva corto, me llevo genial con él aunque solo vive a dos cuadras de mi casa.
Casi siempre le invito a jugar videojuegos, por mi madre no hay problema incluso ella nos trae limonada para aliviar el estrés causado por el juego ya que a veces se pone intenso y es difícil mantener la calma, pero igual somos buenos amigos, no habría manera de enojarnos ya que si se enoja el yo lo busco y si me enojo el me busca, por lo general me enojo yo y el anda tras mi espalda, es como si yo fuera el líder de un grupo que solo tiene dos integrantes y que nunca se traicionaran, como si fuera un juego de defender el honor de uno.
Pero no todo es color de rosa, ya que hoy día llego una nueva chica a nuestra colonia y a decir verdad estaba muy guapa, y mientras se estaba cambiando a este barrio se me ocurrió la idea de ir a verla y aprovechar a preguntarle su nombre, para ello me bañe y me puse mis mejores prendas de vestir, no sé por qué lo hice, sin embargo antes de salir me vi en el espejo, en el se reflejaban mis blue jeans que hacían juego con mis ojos miel, y mi cabello castaño algo largo que cubría sigilosamente mi frente casi bronceada pero que mantenía un poco de blancura, según yo me veía pasable, como un chicle que aunque pierde sabor lo sigues teniendo en la boca. Terminada mi exhibición, salí de casa a ver aquella chica.
Ella estaba sentada en una grada al frente de su nueva casa se la veía con la cara algo larga, y quien no lo estaría seguramente dejó muchos amigos atrás y ya no los vería con mucha frecuencia, pero en fin. Me acerque hacia donde estaba ella, me puse enfrente de ella, me arrodille mientras le sonreía, ella me miro y dijo -que te causa gracia, acaso se te perdió algo. -Esto me puso nervioso, nadie me había tratado con tal frialdad que erizara mi piel del miedo, y solo me limite a decir -solo pasaba por aquí, te vi sentada y pues no aguante a darte la bienvenida a esta colonia.
-Bueno si eso es todo ya te puedes ir. -Dijo aquella chica tan simpática que a la vez daba terror, sus ojos azules me enterraron sin que yo pudiese hacer nada.
Me retire lo más rápido posible sin decir palabra alguna ya que el ambiente se puso muy tenso, y aunque la chica era muy linda su carácter la echaba por la borda. Ella a la vez se había levantado para retirarse y así concluyo dicha escena.
En fin, fui a mi casa, entre en mi habitación y me acosté en mi cama pensando en las tonterías de hoy día, hasta que escuche la vos de mi madre que decía -¡Axel! Tu amigo Charlie te busca.
-Ya voy mamá dile que espere un rato. -Me levante rápidamente y fui a verle, mi madre estaba pasando por el corredor hacia la cocina con pasos leves haciendo que su cabello sumamente largo de color negro y espeso deje el ambiente con su aroma, ella regreso a vernos con una sonrisa blanca y ojos grandes profundos, su piel blanca juega un papel tierno en su rostro, hasta que por fin salió. Charlie estaba dando la espalda a la puerta y de repente me dijo -¿ya has visto a la nueva vecina? -Con su mano se arregló el cabello lentamente.
-Sí, por lo visto hoy estaba de mal humor. -Le respondí haciendo una mueca con la cara.
-¿Qué acaso ya tuviste contacto con ella? -Lo decía de una manera como si la chica fuese de otro planeta o algo así.
-Sí, y no me fue muy bien.
-Serás bobo, y que le dijiste.
-Pues que pasaba por allí y… Charlie me interrumpió a media frase.
-¡Y que!... ¿Qué más le dijiste?
-Que le quería dar la bienvenida al barrio.
-¿¡Y qué te dijo!?…
-Nada me mando al demonio, me dijo que si eso era todo ya me podía ir.
-MMM… no te creo, eres muy cobarde para hacer eso mi buen amigo Axel.
-¿Qué has dicho? Si tengo mucho más agallas que tú.
-OK. Seguro y la quieres solo para ti y la estas poniendo como la mala del cuento.
-Bueno, si no me crees puedes ir a verla de paso me cuentas como te fue.