Como era de costumbre Charlie vino a verme y estaba seguro de que me costaría mucho mantener la boca cerrada para no decirle lo de mi nueva amiga Graüben, ya que si él se enteraba iban a pasar dos cosas.
La primera: Me diría, ¡Uy! no que muy malhumorada.
Y la segunda: ¡PRESENTAMELA!
No es que no se la quisiera presentar, solo que soy muy celoso podría decirse.
Pero por desgracia, todo, absolutamente todo tiene que salir a la luz.
Pues Charlie golpeo la puerta de mi casa y salí a verlo, él me dijo que salgamos un rato a caminar como casi siempre lo solíamos hacer, ya saben para conversar o jugar al fútbol y pues bien accedí.
Mantenía muy expandido mi campo de visión para ver si veía a Graüben y esquivarla con el fin de que Charlie no la conociera.
Fuimos al parque de a la vuelta a jugar fútbol, el marcador estaba reñido íbamos dos a dos, aunque él juego era de dos jugadores se sentía la misma éxtasis que en uno de catorce personas.
Como en todo partido se gana o se pierde, esta vez me tocó a mí perder, aunque solo fue por un mísero gol.
Charlie y yo teníamos sed, así que fuimos a la tienda a comprar unas cuantas botellas de agua y deleitar nuestro paladar con ese líquido, ya que el agua cuando estás cansado tiene un sabor diferente, aunque me lo nieguen.
Olvidé el asunto de evitar Graüben y compramos en la tienda que queda por su casa, ni se me pasó la idea de que ella podría estar por allí y seguimos como si nada.
Entramos en la tienda, compramos el agua y salimos, abrí la botella alce la cabeza para beber mucho más rápido y cuando baje la mirada Graüben estaba a tan solo cinco pasos de distancia.
Me quede petrificado. Hubiera querido darme la vuelta y hacer de la vista gorda, fingir que no había nadie a tan solo cinco pasos de mí, pero no, me quede parado viendo como me decía. -hola.
Me quede en shock, hasta que sentí que me sacudían y decían mi nombre.
-Axel, Axel, estas bien.
Era Graüben, lo único que hice fue mirar a Charlie que me miro con cara de sorprendido y me dijo -esto me lo contaras después. -lo decía de manera que solo lo escuchara yo.
Reaccione y tartamudeando logré decir.- H-hola Gr-Graüben, como estas?.
-Bien pasaba por aquí a comparar unas cosas que mamá me dijo y tú.
-E-este igual pasé a comprar una bebida pero ya me iba, tengo otras que hacer.
Charlie respondió -enserio ya nos íbamos, pero si todavía faltan comprar las frituras.
-A lo que le respondí, yo ya no tengo dinero, anda tú, yo me voy un rato a casa.
-Que no tienes dinero pero si pagaste con un billete de diez y te sobro mucho vuelto.
-Es el vuelto de mi madre.
Vi a Graüben un poco confundida y para que no se sintiera incomoda en la conversación de dos caballeros, la incluí en ella.
-Y como está Dingo.
Charlie respondió como si a él le hubiese preguntado.
-¿Quién es Dingo?
-Graüben: está muy bien y recuperándose rápidamente, mi madre se alegró de que trajera un animalito a casa.
-Me alegro por Dingo.
-Por cierto mi madre quiere conocer al chico que me ayudó a rescatarlo.
-Eh… Bueno, pero creo que ya me tengo que ir, te veo luego.
-Ok.
Graüben siguió con su camino y yo con el mío, pero me olvidaba de Charlie.
Charlie me había agarrado del hombro y dijo mientras seguíamos caminando.
-Ha pasado mucho en dos semanas, eh Axel.
-¿Por qué lo dices?
-Axel por lo menos me hubieses presentado a esa linda chica.
Estaba ya muy nervioso, nunca le había celado algo a mi mejor amigo, así que busque la salida más rápida y dije.
-Sí que hace calor no crees Charlie, y creo que ya es hora de irme, ADIOS.
Y salí corriendo a todo galope para no tener que dar explicaciones a Charlie, pero en el fondo me sentía mal por él, no debí haberle tratado así.