Meses después.
—Loki, hijo de Odín—
Había llamado el mismo Padre de Todo, que avanzaba dentro de aquel recinto donde Loki practicaba su magia y utilizaba el cetro ganado en batalla que ayudaba a canalizar su magia así como Gungnir le permitía a él mismo hacerlo.
—Creo que es hora de que asientes cabeza hijo mio—le comentó cuidadosamente
— ¿De que hablas? —preguntó con extrañeza, limpiando el sudor de su frente, eso no pintaba nada bien
—Amora, la hechicera, será tu prometida—dijo orgulloso, como si escogerle una esposa fuera una gran proeza
— ¿Qué? ¡No! —exclamó sorprendido y a la vez molesto por tal osadía imperdonable—pero...—no lograba articular una oración coherente ni mucho menos el dios supremo le permitió
—Silencio, Loki, está hecho.
— ¡Felicidades hermano! —dijo Thor que iba entrando a la estancia, había estado buscando a su hermano por todas partes para entrenar—es una excelente noticia—concedió con una gran sonrisa
—Puede que para ti lo sea, tu esposa elegida también fue la mujer que amabas pero este no es mi caso—ladró con la mirada furiosa fija en el rubio, que borró su sonrisa de inmediato, temeroso de su furia— ¿por qué? ¿Quien te dio permiso de elegir sobre mí, Odin?—exclamó más que molesto volviendo su vista al mencionado
—Esta decidido—exclamó de manera severa, sabía que esto iba a ocurrir, pero aún así le fastidiaba
—Esto no...—pero fue interrumpido por un mensajero que llegaba corriendo
—Mi señor, Heimdall solicita su presencia, es urgente-dice agitado por la larga carrera el guardia
—Hablaremos de esto después—aseguró mirando sin inmutarse a su segundos hijo, empezano a marcharse y dejándolos solos
— ¿Cuál es el problema, hermano? —cuestionó, sabía que había mucho más de por medio
—Muchos en realidad, en primera, no quiero casarme, mucho menos con alguien que pasó por tu cama—el rubio tuvo la desencia de sonrojarse por ante sus palabras—en segundo lugar, yo no la amo, tu tuviste la suerte de ser "obligado" a casarte con Sif, que como dije antes, has amado desde siempre, fuiste afortunado déjame decirte y en tercer lugar, ¡no pueden obligarme!
El Dios de las Mentiras estaba hecho una furia, soltó sus armas con fastidio y caminó irradiando su malestar hacia sus aposentos, Thor negó con la cabeza, era entendible, sobretodo por que sus planes de sentar cabeza habían estado dirigidos hacia otra persona con mucha ilusión, ahora de aquel Loki comprensivo y amoroso, no quedaba más que un amargado que le gustaba hacer bromas mucho más crueles, soltó un suspiro recogiendo lo que su hermano había dejado caer al suelo, mirando con detenimiento el cetro peculiar con la gema en el centro.
Luego de unos minutos de larga caminata intentando no masacrar a cualquier pobre alma que osara pasar a su lado, estando finalmente dentro de su alcoba, se encerró azotando la puerta con fuerza y pronunciando algunas palabras en antiguo asgardiano, el cuarto se oscureció dando paso a la imagen del Bifrost, más exactamente, a donde el dios mayor y el que todo lo ve platicaban sobre algo al parecer importante, dentro de la cúpula dorada. Sí, estaba molesto, pero eso no menguaba su innata curiosidad y bueno, era lo menos que podía hacer para tratar de controlar sus insanas ganas de matar a todos.
—Mi señor, hay una energía impresionante creciendo exponencialmemte, más no logro ver lo que es—dice el de ojos dorados
— ¿Como es eso posible? No hay magia tan poderosa que pueda burlar tu vista—el dios del engaño rió ante el comentario, meditativo
—Solo hay 2 personas capacitadas para eso aparte de usted, una de ellas es aquella mujer, y la otra es el hechicero maldito, Malekith...
—El esta muerto y si no lo estuviera, ¿que hace en Jotünheim?—dijo dubitativo, el ceño fruncido y los ojos fijos en el hombre moreno
—No estoy tan seguro ahora, el caso es que esa energía es muy poderosa y no sabemos para que sera usada—
—Y esa mujer... ¿dónde está?—preguntó con un pequeño deje de interés
—No estoy seguro, la última vez que la vi fue en la montaña antes de desaparecer, además no estaba en condiciones de hacer tal cosa—dijo escuetamente, recordando la última vez que pudo divisarla, no se encontraba en el mejor estado, por supuesto, no daría más información por respeto a su privacidad
—Ha hecho mucho daño, se merece cualquier cosa que le haya pasado—habló con cierto rencor, no podría perdonarle nunca el dolor que ocasionó en su hijo menor, el cambio drástico que le hizo
—No estaría tan seguro—exclamó enigmáticamente, sus ojos dorados parecieron brillar ante las palabras, haciendo que Odin alzara una ceja, casi curioso
—No importa, investiga lo que puedas, prepararé a mis hijos para esta tarra—se dio la vuelta para marcharse, encogiéndose de hombros con desdén
—Eso haré majestad—dijo haciendo una leve reverencia y dando un suspiro cansino
—Basura—meneó su mano a un lado haciendo que la habitación volviera a la normalidad—hmm pero ¿qué será esa energía?—se recostó en la cama viendo el techo, sus manos juntas sobre su pecho—debe ser algo estúpido que hacen los gigantes de hielo... algún ritual o algo por el estilo.
Se dijo a sí mismo, desestimando los hechos, no que le importara realmente, bien podía ser cualquier cosa.
Lo que no sabia es que su forma de pensar cambiaría respecto a eso.
Unos días después el Padre de Todo llamo a sus hijos ante el para encomendarlos a la misión de recabar información sobre esa extraña energía en expansión que Heimdall no había logrado desentrañar, su esposa Frigga yacía a su lado de manera solemne, más que como un bonito adorno, pues se encontraba siempre apoyando a su marido en todo, con una mano en su hombro para darle confort.
—Irán a Jotünheim—dictaminó una vez los tuvo delante de él, ambos habían hecho una reverencia
— ¿A quien mataremos? —dijo con entusiasmo el rubio, empuñando su martillo para luego enderezarse y alzarlo sobre su cabeza
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loki x oc, fuera del canon de marvel, violencia fsica y sexual explicita
Editado: 09.01.2021