Permafrost: la llegada del invierno (elemental School 2)

Capítulo 5: Tierra congelada

La figura a través de la neblina que salía de sus manos se hallaba a unos cuantos metros de ambos, cubriéndose casi al completo por aquella cortina que penetraba los poros de toda la piel y hacía sentir un gélido ardor.

—¿Q-quién d-demonios e-eres tú? —castañeó Ryan.

Ninguna respuesta hubo en ese momento por aquél misterioso sujeto seguía a paso lento su camino hacia los dos estudiantes en el suelo, pudiendo sólo notarse de entre la neblina sus oscuras pupilas rodeadas por la iris tan blanca como las cenizas que de alguna forma eran visibles entre aquella pálida boira.

—I-idiota, escucha: incendiame en este instante y así poder atacarlo —ordenó el castaño temblando.

—¿A qué te refieres con eso Ryan? ¿C-cómo que incendiarte? ¿C-cómo te ayudará eso en la pelea que quieres contra aquél tipo? ¡Mejor vayamos a buscar ayuda!

Los ojos de Ryan se volvieron a los de Sebástian, y rodeando su manos en en el cuello del pelinegro repitió:

—Incendiame —repitió—, si ni Nathan ni Jade han dicho algo es porque esto es parte del exámen, y no puedo ir por él si me estoy congelando, y para lo único que sirves es para mitigar el frío con tu fuego, porque del resto más que ayuda serías un estorbo, así que hazlo rápido antes que te toque peor en cuanto salgamos de aquí.

Al entender las intenciones de Ryan, sus manos temblorosas expulsaron bolas de fuego llamas alrededor del cuerpo del castaño, quien permanecía inmóvil encima suyo mirando a aquél enmascarado cada vez más cerca. Cuando el calor era ya notorio alrededor suyo y no había más rastro de heladez en el cuerpo del castaño, Ryan se levantó y caminó en dirección hacia aquél individuo con aires confiados.

—¿Y quién eres tú? —volvió a preguntar sin respuesta alguna como la vez anterior— ¿mudo? Está bien, así no te escucharán gritar…

Su mano derecha se envolvió en tierra y el puño que creó buscó la cara de aquél individuo que ladeó la cabeza para pasarlo de largo mientras en sus guantes de invierno se formaron pequeños bloques de hielo en sus nudillos. En un rápido movimiento, aquellos gélidos cristales se hicieron pedazos en la mandíbula de Ryan al impactar sobre esta. Sebástian notó al castaño tambalearse unos momentos hasta que pudo por fin recuperar la postura mientras los taladros de tierra crispaban y giraban. Ambos voltearon a ver hacia la dirección del sujeto, pero aquella mirada completamente blanca se había desvanecido entre la bruma.

—¡Eso es, huye de mí antes que te vaya peor!

Una mano vuelta puño salió de la niebla y golpeó el estómago de Ryan y posteriormente otra mano impactó en su cara en repetidas ocasiones que desgastaron todavía más al castaño que ya a duras penas podía mantenerse de pie.

La niebla se hizo más traslúcida al ser conducida una parte por el viento hacia el sur, permitiendo ahora una mejor visión del sujeto que continuaba provocando moretones en la cara de Ryan: vestía negro similar a un traje Spandex sin la parte de la capucha, guantes oscuros como de tela sin dedales y en su pecho y hombros se hallaba una coraza hecha de hielo que servía como una armadura, además que en la aparte de la cara se podía mirar una mascarilla negra que le cubría la boca, exhalante de vaho al respirar, y una melena blanca que Sebástian no pudo evitar comparar con la de Wyatt pero más abundante.

—¿Eres siempre así? —preguntó la figura a Ryan, quien se encontraba ya respirando con dificultad y con un hilo de sangre saliendo de su boca amoratada— Solamente hablas, amenazas y resultas no ser la gran cosa. Ríndete, evita luchar contra mí y vete de este lugar.

—¡Déjate de decir idioteces, bastardo! —exclamó con enfado— ¡A mí no me vas a decir lo que tengo que hacer!

—Si no te detienes ya, de igual forma acabarás sucumbiendo por el frío o por la pelea misma, te doy a tí la oportunidad de irte sin tanto problema.

—¡El frío no será problema con mi fuego! —alegó Sebástia lanzándole una bola de fuego al enmascarado.

Una abrasadora esfera fue lanzada ahora en dirección a la grama cercana de Ryan, cansado y tiritando que al momento de sentir nuevamente el calor recorrerle el cuerpo se movilizó recobrando aires en búsqueda de asestar un golpe a aquél sujeto que mantenía la mirada fija en Sebástian, mismo que observó la mano del gélido elemental apretar la muñeca del castaño con fuerza y posteriormente golpearle en el flanco izquierdo de su cuerpo, haciéndolo caer al suelo un breve momento hasta que se levantó furioso y con una mirada asesina.

—¡Ryan, cálmate, piensa fríamente las cosas!

—¡Siempre mantengo la mente fría, imbécil!

—Ya veo, me será aún más fácil congelarla entonces —respondió el elemental de hielo.

Las manos de Ryan se volvieron puños de tierra nuevamente mientras el extraño se envolvió de su neblina y más piezas de armadura de hielo se formaron: rodilleras, coderas y espinilleras hechas de sólido y gélido cristal cubrían aquellas nuevas partes de su cuerpo mientras la mirada de enfado del Ryan mostraba su rabia al creer en un principio que se burlaba de él, pero por su cabeza entonces se asomó la idea que simplemente temía recibir un daño verdadero. Con aires de confianza con esta idea, los taladros volvieron a rotar y se abalanzaron contra aquél sujeto, pero no pudo moverse de su sitio: un cúmulo de hielo que le hizo arder la piel había aprisionado sus piernas.

Rápidamente puso sus taladros en el grueso bloque, y luego de un tiempo mayor al que Ryan hubiera querido pudo moverse de nuevo. Al lanzarse al elemental extendió uno de sus taladros a la cara del sujeto, y en un sorpresivo movimiento por parte del castaño hizo que la tierra y arena que formaban el taladro se desprendieran en su totalidad al imitar lo que había visto a Sebástian hacer con sus bolas de fuego. El enmascarado pudo solo sisear del ardor cuando las motas de arena le llegaron a los ojos. 

—Tanta armadura con babosada y media para al final perder por lo único desprotegido que tienes: tus horribles ojos —se burló con una sonrisa victoriosa—. Y no pienses que te tendré misericordia alguna. Aunque me pidas de rodillas que te deje ir, solo lo harás en una ambulancia.



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En el texto hay: misterio, juvenil, ficcion

Editado: 26.02.2024

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