Perperia

Capítulo 0: Lluvia

Hay días en los que no quieres que nadie sepa de tu existencia, pero hay días en que necesitas compañía, ¿no es así? 
 


 

Es ridículo el sentirse nerviosa por el primer día, o tal vez no, ¿por qué? 
 


 

De todas formas, si eres diferente cada etapa de tu vida, podrías cambiar en cualquier sentido, y eso me aterra. 
 


 

Ser alguien que no confía de sí mismo, pensar en un futuro inexistente, no sabemos las probabilidades de él . 
 


 

Podríamos morir en el proceso, nadie lo sabe, y eso es lo peor. 
 


 

¿y si nunca logramos nuestras metas? 
Muchos preguntan eso. 
 


 

Pero yo me pregunto, ¿por qué no tengo metas? 
 


 

Lo único que sé hacer es dar problemas a mis superiores, varios compañeros me verán como basura, lo sé y prefiero aparentar que no. Los chicos sin vida me seguirán a mi y a mis ejemplos de ser alguien problemático, un desastre. 
 


 

Aprovecharse de los demás es lo que haría, sin embargo ya no puedo llegar a eso, empeorarán las cosas con ese acto, es contradictorio pero eso está fuera de mis límites, tendría que valer la pena para hacer algo así. 
 


 

Tengo problemas de ira y todos me preguntan el por qué me volví así, admito que me estoy hechando a perder, pero era la única forma de llamar la atención en esta familia. 
 


 

Aprecio a mi familia, sin embargo, ya no veo a mi padre con frecuencia desde hace unos años, mi madre desapareció hace una década, mis primos me ven como un bicho raro y uno de ellos parece tener lástima por mí, no me gustaría hablar de mis tíos y abuelos ahora. 
 


 

Mi madre me puso Perperia, similar a la palabra "perpetua", me frustra, nadie en esta vida es eterno. Realmente, ¿seríamos más felices si fuéramos así? 
 


 

Es gracioso, pienso demasiado y a veces se me va el tiempo. 
 


 


 


 

- Nada mejor que despertar diez minutos tarde de lo habitual.... - Susurré hacia mí misma sin expresión alguna, me levanté de la cama y me encerré en el baño, me había bañado durante la noche, tal vez es por eso que tengo tantos nudos en el cabello, me cepillé el cabello para abajo, recientemente este está creciendo lentamente, hace medio año que no lo corto, mis puntas están muy maltratadas. 
 


 

Caminé directo a la sala, mi padre se fue a trabajar hace media hora, él tiene un trabajo bastante raro, demasiado, tanto que ni siquiera sé cuál es. 
Me dediqué a ver el cuadro a lado de la ventana, él y yo... ¿Cuándo dejamos de ser tan cercanos? 
 


 

En el pequeño cuadro se podía admirar a una pequeña niña y su padre durante el tan esperado 30 de abril para algunos, ese día realmente dejó de emocionarme a los nueve años luego de descubrir la verdad de Santa Claus o el hada de los dientes. 
 


 

Me llené de melancolía y solo voltee la  imagen al revés, hoy era un nuevo día para mí, así que no quería ir desanimada al colegio. Primer año de secundaria, que rápido pasa el tiempo, hace apenas medio mes veía a todos mis compañeros de aula felices por entrar en la pubertad, qué ingenuos. 
 


 

Mientras pensaba en aquello, recordé a esa persona. 
 


 

- ¡Demonios! - Me exalté y rápidamente tomé mi uniforme, con tonos grises, lo más monótono que había visto luego de saber su significado. -
 


 

Me vestí rápidamente y tallé mis dientes con mi cepillo y pasta dental, saqué un par de horquillas del cajón del baño, haciendo un peinado improvisado. Solía peinarme así en cuarto grado; tragué el enjuague bucal accidentalmente, una profunda tos se produjo en mi garganta, haciendo un sonido bastante audible. 
 


 

Sin previo aviso, sonó el timbre, con el cepillo en la boca fui a abrir la puerta sin consciencia alguna. 
 


 

Abrí la puerta encontrándome con un chico muy desconcertado. 
 


 

- Ah... ¿Lluvia? - Dijo confundido, fruncí el ceño, le indiqué que pasara. - Tenemos que ir rápido, ¿acabas de despertar? - Asentí - Qué remedio... -
 


 

- Jinsok, el despertador no sonó y mi padre nunca me habló, espera unos minutos más, ¿sí? - Dije de manera apática, él solo se limitó a pasar. - 
 


 

¿Quién es él
 


 

Él es mi conocido más cliché del mundo, un "amigo" de infancia, se podría decir, él entró a mi salón en el cuarto grado y al mismo tiempo se volvió mi vecino junto con Chinyere, su hermana menor. 
Pelirrojo, alto y anormal entre tantos alumnos, estudiante promedio. 
 


 

Mi padre durante vacaciones le pidió que me acompañara a la secundaria durante estos tres años, es muy incómodo, nunca lo pedí. 
 


 

Luego de tomar mis cuadernos y colocarlos en mi mochila, tomé mi teléfono por si acaso, aunque solo tenía juegos y el contacto de mi padre, no, no pienso tener alguna red social, me aburren de alguna manera, son absurdas para mí. 
 


 

- Vamos. - Dije sin ánimo alguno, Jinsok solo me siguió. - 
 


 

- ¿Por qué no desayunaste? - Preguntó alzando su mirada al cielo, lo miré incómoda. - 
 


 

- No había tiempo, no creo que necesites saber la respuesta. - Reí cansada. - 
 



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En el texto hay: tragedia, escolar, primer amor

Editado: 15.06.2019

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