Mirando hacia atrás, Andrés siente una mezcla de nostalgia y gratitud. Su travesía desde Venezuela hasta Perú le ha enseñado el valor de la esperanza, la importancia de la perseverancia y la belleza de construir una nueva vida desde cero. En Lima, no solo ha encontrado un lugar al que pertenece, sino que también ha descubierto una nueva versión de sí mismo, una que abraza el cambio y celebra la diversidad.