Se le nubló la vista.
Las risas eran el único sonido proveniente de esa vieja pero pintoresca cabaña. Niños jugando alrededor de la sala, de todas las edades. Chocolate caliente en la mesa era la bebida principal.
La vista de la ventana al exterior era en su totalidad obscura, solo unas cuantas linternas quinqué estaban suspendidas del sofito de la cabaña, iluminando unos cuantos metros del camino, solo eso. Dentro los niños seguían jugando, algunos miraban la penumbra del panorama, los más chicos con miedo e inseguridad. La persona mayor tenía 17 años, la menor 7.
La cabaña era de madera oscura, dos habitaciones con camas king size reposaban en los laterales de esta, en medio estaba la pequeña sala de estar y al fondo una estufa y un refri. Muy pequeño a decir verdad.
El niño más pequeño llegó corriendo con el mayor haciendo énfasis en el objeto entre sus brazos.
--Mira, un juego, vamos a jugarlo-- dijo con alegría.
Los demás se acercaron vislumbrando su curiosidad ante el objeto rectangular liso.
En la insignia ponía “Ouija”. Nadie sabía de qué trataba el juego, ni siquiera el mayor aunque al observar el objeto un cosquilleo recorrió parte de su espalda baja. Pasados unos minutos habían empezado a jugar, aún así, según las instrucciones, no pasaba nada “paranormal”.
Un fuerte golpe se concentró en la cabeza del adolescente haciéndolo parpadear repetidamente para que al final los abriera y encontrara a una pequeña de 10 años poseída, según sus sospechas.
Esta daba vueltas y se retorcía por toda la sala. El mayor sabía que debía tener el control. Le llamó a los otros muchachos para que la agarraran y la llevaran a uno de los cuartos. Gritaba órdenes que, por alguna extraña razón, conocía. Los materiales llegaron a sus manos para comenzar a trabajar.
Cadenas uso para amarrar a la cama a esa niña; ambos pies y manos. Empezó llamándolos a todos para que se juntaran en una esquina y procedió a hacer un círculo de sal y así protegerlos de cualquier ataque.
Giro en su propio eje para ver cara a cara al demonio en frente, ya que en los momentos transcurridos había tomado la mayor parte del alma de la pequeña.
Tomó una biblia entre sus manos y rápido se dirigió a una página en concreto, con la otra le aventaba agua bendita, frecuentemente. Recitaba oraciones en latin con excelente pronunciación, oraciones que obligaban al demonio a irse de vuelta al infierno. No funcionaba. Cada palabra que decía sumaba más enojo en el ser perverso, tenía la ligera sospecha de que lo hacía enfadar más que debilitarlo. Sus ojos se volvieron algo naranja con rojo, una mezcla de ámbar oscuro. Se retorcia en la cama haciendo tronar sus huesos generando posiciones imposibles de hacer siendo humano.
Seguía la constante lucha; agua bendita, oraciones y gruñidos. Las luces empezaban a tener cortocircuito para finalmente apagarse teniendo solo de iluminación tenue la luz naranja proveniente de las velas de cera.
Las cadenas resonaban entre la madera de la cama por los forcejeos, marcando su piel al rojo vivo. Una fuerza impulsó al joven en dirección a la pared. Gruño por el fuerte dolor ante semejante atropello.
Ahí fue cuando todo tuvo un fin.
El demonio logró arrancar las cadenas liberándose de su prisión, permaneciendo en la cama. Marcas de rasguños por toda la piel del adolescente eran producto de ese demonio. Su último ataque hacia este fue un grito desgarrador expulsando toda clase de desechos para proceder a arremeterlo.
Se desmayó.
Cuida tu espalda a cualquier hora ya que en algún momento alguien te querrá contactar del más allá, ya sea con buenas o malas intenciones, ya sea manifestándote o en su defecto, poseyéndote, arrancando tu alma del cuerpo con cada segundo que transcurre. Te lo dice alguien que ya lo vivó, así que si, es posible