[12 de agosto de 1996]
Era una mañana muy soleada, tan despampanante como el mismísimo cielo en lo más alto, el año relativamente no llegaba a fin de siglo cuando mi abuela se sentó a mi lado, bajo el enorme árbol, ella era tan bella como las mariposas en invierno.
Me preguntaba si viviría por siempre, aqui conmigo... cuidando mis pasos, queriéndome así... tal cual era, chalado, raro...
-Peter, mi cielo- susurro.
Comencé a sollozar porque empezaba a imaginar una mañana sin ella, sin su tarta de manzana, sin su chocolate caliente, sin sus historias a las tantas de la madrugada solo para complacerme...
A veces el tesoro mas preciado no se encuentra al final del arcoiris o debajo de las rocas y no precisamente puede estar escondido, por ejemplo yo lo tenía a mi lado, acariciando mi cabello, hablándome.
Tanto el infinito del campo como la profundidad del mar sabían... y sonreían al mirarnos, pero el tiempo... el... desde las sombras reía de mi y eso me daba miedo, no me gustaba.
No podía ver su rostro, no podía siquiera tocarlo, pero su sombra estaba allí, podía escucharlo, podía sentir su presencia.
Tic toc
¡No escapes de ti mismo estúpido Peter!
Sentía que me ahogaba, las risas jamás cesaban, susurraban, algunas incluso me acompañaban en mi llanto, pues no dejaban de lloriquear.
-¡DIOS SANTO KEVIN HAS ALGO!- escuche en la lejanía, el aire sabia amargo, tenia frio, temblaba, sentía mi cuerpo sudoroso, congelado.
Tan negro como la noche, no encontraba mis sueños.
-¡Willian sostenlo!- Mi padre gritaba muy fuerte, a lo lejos también escuchaba sollozos ¿O eran los míos?
Sentía que estaba tocando tierra pero no podía ver, todo era oscuridad.
-¿Qué le está sucediendo?- Khaterine susurro, su voz algo ronca ¿Acaso era ella quien lloraba?
-Tranquilos mi amigo también es medico sabrá como tratarlo es una suerte que viniera conmigo- William, el era tan bueno.
¡Un momento!
Ellos estaban aquí, es decir que entonces la pequeña...
De pronto una esencia diferente penetro mis sentidos, un olor desagradable, una vibra tan densa que creí volver a empezar a ahogarme, era como oler un cigarrillo, tan inquietante que no evite retorcerme en sus brazos.
-Tranquilo Peter- Susurro mi madre- Pitt te cuidara.
Sentí un pinchazo y la inconsciencia volvió a abrigarme.
[A veces el traidor puede estar más cerca de lo que piensas, ahí jugando a la pelota... ahí comiendo bajo el mismo techo que tu]
-Que susto el del otro día Peter- dijo mi abuela mirándome, acariciando mi mano sobre la mesa- Es una suerte que William siempre este preparado.
Mi padre al otro extremo torció el gesto, tan suave que quizás nunca estuvo ahí, mi madre le sonrió a Will en agradecimiento y yo me mantuve quieto, observando a la niña que comía hormigas... Oh no pequeña eso no es pan ¿debería decirle?
Justo cuando iba a espantar a los insectos una voz rasposa hablo.
-Para mí es un honor poder ayudarte querido amigo, siempre que quieras estaré a tu disposición, estaba destinado, tenía que venir contigo en este viaje si o si- Dijo, vi como apretó la cuchara en su mano, me miro unos segundos, detallándome, acaricio mi cabello con una sonrisa cálida y luego susurro- Eres un chico muy apuesto Peter, mi hija Leslie estaría encantada de conocerte-pauso, sonriendo- además, allá en la ciudad mi sobrino tiene una colección inmensa de autos, si se da la ocasión-observo a William, no a mi padre, ni a mi madre, a William- traeré a Scott y a Les para que jueguen contigo y así distraigas tu mente ¿Te parece?- su mano aun acariciaba mi cabello, volvió a sonreír, lo observe tan fijamente que su sonrisa esplendida se convirtió en una muy casta, sin embargo asentí.
¡Es malo, o quizás no pero, solo... trata de alejarlo, Peter clávale el tenedor en los dedos!
Negué rápidamente, los cuervos no lo aceptaban, mis espacios en blanco le gruñían, mi sentidos siseaban, pero el señor Pitt no parecía mala persona, el era bueno.
Pero las voces aullaban, desesperadas... ¡Siempre juzgaban a todos! Jamás se detenían.
Para distraerme volví mi vista hacia la niña que me miraba sonriente, le sonreí de vuelta y le ofrecí de mi chocolate.
¡El tipo está mirando muy mal a Katherine!
Lo mire de reojo, el también lo hizo, esta vez me ofreció pan, ¿Cómo podría ser Pitt hostil y desagradable para mis pensamientos si me ofrecía de comer? ¡Él era bueno!
-Oh Katherine, espero que vuelvan para navidad- dijo mi madre interrumpiendo mi duelo mental.
Me levante, todos como si se tratara de un espectro me miraron, rodee la mesa con el chocolate entre mis manos, estaba tibio, también agarre pan, a ella le gustaría.
-Peter...- la advertencia en la voz de mi padre no me detuvo.
Deje el vaso y el pan frente a la pequeña.
-Déjalo Kevin, solo está dándole de su chocolate a la nena-sonrió mi abuela al mirarme- Tan dulce mi niño verdad William.