—Conquista al monstruo en tu cabeza y después comienza a volar. Entierra tus demonios y luego derriba el muro de mi corazón —menciona recordando la canción de "Phoenix". Esa que durante mucho tiempo nos ha identificado.
—¿Qué estás dispuesta a perder? —me dice el torciendo su, ahora, fatal y perfecta sonrisa— Tu cubres tus heridas, pero debajo de ellas hay un millón de voces en tu cabeza que susurran: "Detente, ahora." Todo está en tu mente y está luchando contra ambos. ¿Qué vas a hacer ahora? ¿acaso ese no es tu reflejo tratando de derribarte? —dice señalando con su dedo índice a la nada, señalando a si, su metáfora— No podemos hacernos más daño, es injusto para ambos, Emilie —inquiere con sensatez.
—No puedes utilizar el arte para destruir, Hunter —le recuerdo.
—Esa no es mi intención, Emilie, créeme.
Camino hacia la puerta, pero antes de abrirla por completo me volteo y le digo:
—Hunter, ¿eres consciente de que siempre nos van a dañar? —Él mira en otra dirección y contesta:
—Como nunca, Emilie, pero ahora se quiénes son capaces de hacerlo y quienes no. Ahora..., adivina en cual lugar estás tú.
Al terminar de decirlo me da la espalda, no es capaz de verme y sabe que puede lastimarme, mas simplemente tomo mis cosas y salgo. Salgo con la esperanza de no volver más.
Dejo esta frase acá porque sigue siendo cool, pero probablemente quite, cambie, o edite algunas, no prometo nada.
"El fracaso es parte de la vida: Si no fracasas no aprendes y si no aprendes no cambias."