Epílogo

Quince años después

Lauren se encontraba bajando del teleférico, mirando el hermoso paisaje que le propinaba el ambiente, debía admitir que era hermoso ver aquello y le sorprendía como un país podía tener todos los climas incluidos, desde los desiertos más calurosos, hasta los climas más templados, Venezuela tenía todo aquello y más,  porque no solo es su clima, es su gente tan carismática que le da vida al país, es aquella hermandad y bondad que le da esplendor. Su esposa tenía razón, aquel país era el mejor del mundo y solo estaban comenzando a visitarlo.

—Y tú le tenías miedo— le dijo la más alta, quien cargaba a su pequeña hija de seis años—. Te dije que el teleférico de Mérida era seguro— dijo mientras le arreglaba el gorro a la pequeña castaña.

— Preferiría Haber ido con ustedes y no a parte— dijo mientras se acercaba a ellas. Realmente estar en aquella montaña le aterraba pero quería complacer a sus dos chicas, que al parecer son igual de aventureras—. Para mi desgracia ustedes agarraron uno que estaba abarrotado.

—Pero mamá, no es nuestra culpa— dijo la pequeña castaña, quien había heredado su temperamento e impaciencia—, tu eres muy lenta caminando.

—Termine llegando primero que ustedes— dijo la azabache mientras miraba a ambas con una sonrisa —. ¿Qué paso allá abajo?

—Al parecer había muchas persona y tuvieron que bajar algunas— respondió la más alta, bajando a la pequeña para que explorara el lugar—. No vayas tan lejos Gisnel.

Lauren le tomo la mano a su esposa para que seguir a su hija, que portaba una hermosa sonrisa mientras jugaba con la nieve que había en el lugar, mientras se acercó más a su amada, realmente no le agradaba mucho el frio. Caminaron un buen rato por los alrededores, mientras su novia le explicaba la historia que tenía la montaña, ella escuchaba con atención las palabras de su novia, quería realmente conocer todo sobre Venezuela y después de tantos relatos ahora podía verlo en vivo.

Después de casi dos horas de recorrido la pequeña familia decidió ir nuevamente al hotel, para poder almorzar, ya que después de una larga batalla de bolas de nieves todas terminaron hambrientas.  Lauren cargaba a su hija quien le contaba lo fabuloso que se lo había pasado, su esposa estaba tratando de encontrar una mesa para las tres, así que estaba un poco alejada, un chico se acercó con intenciones de coquetearle pero su hija se encargó de despachar al chico con una simple frase "ella está conmigo y mi mami, así que agradezco que se retire señor". Y esa parte la había heredado de ambas, aquellos celos incontrolables y que a veces le hacía tanta gracia como en esta ocasión.

—Por fin conseguí mesa— dijo su esposa mientras la abrazaba y la guiaba entre las personas.

Mientras ellas caminaban entre las personas para llegar hasta la mesa se encargó de contarle el espectáculo que había montado su hija, aunque esta solo reacciono riendo y felicitando a la pequeña por cuidarla. A veces se le hacía imposible cuando trataba de aplicar disciplina a la pequeña Gisnel, porque siempre su esposa se interponía defendiendo a la pequeña, era una de las cosas por las cuales habían tenido problemas estos últimos días.

—A mí no me parece gracioso — dijo aprovechando que la pequeña castaña estaba en la zona de juegos que proporcionaba el restaurante. Esta vez tenía que hacer entrar en razón a su amada —. Es en serio Kaitherine, tienes que poner un poco de tú parte si queremos que esto funcione con la niña.

—Pero Lauren, ayudo con lo que puedo— protesta la más alta pero para ella es insuficiente—. Tú quieres mantener todo en control, Gisnel es solo una pequeña.

—Y lo entiendo pero a veces sabes que ella se porta mal y no haces nada— le reprocha, ve como su novia se remueve incomoda—. Sabes muy bien que ella en muchas ocasiones se porta mal y necesita que las dos la corrijamos — le explico mientras la abrazaba.

— ¿Estoy siendo mala madre? — Pregunta su amada con tono triste, ella la mira de inmediato y le sonríe.

—Para nada amor, solo debemos exhortar a nuestra hija, tanto tú, como yo debemos aplicar disciplina y así haya un equilibrio ¿no crees? — le dijo mientras le acariciaba la mejilla. Sabía que cuando decidieron tener a su hija uno de los temores principales de su amada era no ser lo suficientemente buena para su hija.

—Tienes toda la razón, no todo el tiempo tienes que ser tú la tirana— dijo su esposa riendo, ella fingió estar ofendida y le lanzo un golpe en brazo, aquello no quedaría impune—, okay ya entendí, no más tirana, ahora serás maléfica y yo... No se me ocurre nada.

—Es raro que cuando se trata de ti no se te ocurre ningún apodo— dijo mientras rodaba los ojos.

—Sabes que es con amor — le dijo la más alta besando castamente sus labios, haciendo que sonriera—. Pero en otras noticias, hoy tenemos una cita.

— ¿Cómo así? —Pregunto intrigada pues sabía que estaban solas en aquel viaje y no tendrían con quien dejar a la pequeña—. ¿Con quién dejaremos a Gis?

—Ya todo está resuelto ojitos.

Y con esas últimas palabras su esposa fue a buscar a su hija pues aún tenían mucho que recorrer, espero hasta que llego. Caminaron por la colonia Tovar, conociendo el pueblo y su historia, era un lugar demasiado hermoso, muy colorido y con gente muy agradable, era realmente genial ver como todo aquello se veía tan hermoso, mostrando un poco como era aquello a la antigua y no dudo en comprar varios recuerdos para su casa y para su madre.

Mientras caminaban Kate se separó de ella, no le tomo mucha importancia ya que aviso que volvería pronto, siguió con la pequeña caminando entre toda las personas observando algunas tiendas, a lo lejos pudo ver que su novia estaba hablando con dos chicas. Tal vez estaban muy lejos pero casi podía jurar que esas chicas era Normani y Dinah, pero era casi imposible, pues cuando emprendieron su viaje ellas estaban junto a todos sus amigos despidiéndolas en el aeropuerto, además tenía entendido que sus trabajos les impedían tener algún tiempo libre, ya que Normani heredo la compañía de su madre y Dinah ya que había estudiado administración le ayudaba en todo. Así que tiempo era todo lo que menos tenían.
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