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Después de unas cuantas canciones más, ya comenzaba a sentir el cansancio y me dolía la garganta. La última canción fue más calmada y con eso terminamos.

Tosí un poco antes de acercarme al micrófono.

-Gracias, estaremos aquí los fines de semana como ya es costumbre. Buenas noches.

Aplaudieron las personas que estaban presentes y los que me prestaron atención.

Caminé otra vez al camerino con Audrey aún colgada en mí. Cuando estaba en la puerta alguien me tocó el hombro. Giré la cabeza y era Margerine, la camarera.

Me sonrió y dijo:

-Fue estupendo, Derek.

Yo también sonreí y respondí:

-Gracias, tus comentarios son bien recibidos siempre, Margie.

Entré en el pequeño camerino pensando que no tenía nada más que decirme, pero ella entró tras de mí.

-Hay un sujeto allá afuera que está buscándote – dijo.

Yo guardaba a Audrey en mi estuche de cuero duro.

-¿Se refirió a mi directamente? ¿Lo conozco? – pregunte sin darle ninguna importancia.

-No – respondió Margerine.

-Entonces no me interesa hablar con él – dije mientras me ponía mi chaqueta y tomaba el estuche por el mango.

Caminé a la puerta, iba a pasarle por un lado pero ella me detuvo con el brazo. Voltee a verla porque odiaba que hiciera eso.

-Dijo que quería hablar con el jefe de la banda, que tenía algo para proponer – me susurró mientras me miraba.

Fruncí el entrecejo. Sonaba importante y había despertado un poco mi interés.

En eso venían Jackson, Kevin y Trevor.

-¿Qué sucede aquí? – dijo Trevor en tono de burla y Kevin y Jackson comenzaron a reírse.

-Cierren la boca, maricones – respondí. Tomé a Margerine del brazo y la lleve hasta el frente al lado del escenario. - ¿Quién es, Margie?

-Aquel – apunto hacia un hombre que estaba en la barra de bebidas sentado en un banco, vestido con un traje negro y cabello oscuro. Desde esa vista parecía un poco mayor y por su forma de vestir no pertenecía a Waiters.

Me dirigí hacía él con paso lento y con algo de desconfianza. No le temía, pero era algo extraño.

-¿Querías verme? – dije mientras me ponía junto a él.

Levantó la vista hacia mí, y ahí me di cuenta de que no era muy joven ni muy viejo, unos 35 años.

-Supongo que tú eres el que manda en tu grupo – dijo sonriendo.

-Con él pediste hablar, y aquí me tienes. ¿Qué se te ofrece?

Giro en el banco hasta quedar frente a mí, me examino de pies a cabeza.

-Tienen talento para tocar, ¿cómo se hacen llamar?

-Piece Of Guitar – dije sin ningún tipo de expresión.

Asintió con una media sonrisa.

-¿Tienen canciones suyas o solo tocan covers?

-Aún no tenemos nuestras canciones, pero las tendremos cuando tengamos más fama que en este lugar. ¿A qué viene todo esto? – dije con algo de desesperación.

Se recargó en un hombro sobre la barra.

-Yo puedo darles más fama.

-¿Tu? – dije alzando una ceja.

-Soy un representante exitoso en busca de una joya, y creo que aquí la he encontrado.

Alcé ambas cejas, algo sorprendido y un poco confundido.

-Me interesa hacer que el mundo los conozca, no hay que desperdiciar su talento en este basurero – sonreía y yo solo me sentía desconcertado.

-¡Derek! ¿Vienes o qué? – gritó Kevin y yo voltee. Estaban en la puerta esperándome.

-Toma – dijo el sujeto mientras me daba una tarjeta blanca con un nombre y un número impreso.

Brian Pearson 1984345

-Piénsalo... ¿cómo dices que te llamas? – preguntó.

-Eso será después – sonreí y caminé a la puerta.

Guardé la tarjeta en mi bolsillo, caminé entre medio de Kevin y Jackson.

Trevor ya estaba en el auto en el asiento del conductor, puse el estuche en el maletero y me subí en el asiento de atrás junto a Jackson.

-¿Estabas besándote con Margie o por qué tardabas tanto? – dijo Trevor.

Reí y miré por la ventana.

-Sólo hablaba con un extraño – dije.

Arrancó el coche a 100 km/h, le gustaba conducir como en una carrera, y de vez en cuando nos paraba un oficial de policía.

Pensaba en aquellas palabras de ese sujeto ¿Brian?

Era la oportunidad que habíamos estado esperando desde hace tiempo, pensaba en comentarlo con ellos, pero primero debería pensarlo yo para saber si era conveniente o no.

No es muy normal que un sujeto extraño vaya a un club bar en la noche y diga que es un representante exitoso y que nos hará famosos. Aquí había algo raro.