La voz que vive en mi cabeza dice que vas a reemplazarme. Se ríe a carcajadas, dice que tú nunca has sentido nada por mi, ya tienes a alguien cerca para calentarte, alguien que escuche tus días de soledad, alguien mejor que yo.
Esa voz, entona cada día de manera más grave, hasta el punto en el que he dejado de escucharme a mi misma. No quiero dormir, tengo pesadillas y si estoy despierta, vivo dentro de ellas. El vacío que inunda mi pecho y mi piel desquebrajada llevan tu nombre, maldito error garrafal, mi locura tu apellido, no es casualidad, nada lo es.
¿Puedes hacer que se calle? Necesito silencio, pensar en ti sin que contamine tu recuerdo. Ha emborronado cada café, ahora todos son amargos, cada TE QUIERO que ha salido de tu boca, suena a infamia, cada beso fue veneno y aquí estoy yo, muriendo por ese venenos que me da la vida. SILENCIO.
Cierro los ojos, siento tu mano posándose sobre mi mejilla, se hace el silencio. La voz de mi cabeza no reconoce esa caricia, duda entre el agrado y la desaprobación, era zona infranqueable excepto para ti. Mantengo los ojos cerrados un poco más, intentando engañar a ese demonio interno que me recuerda que no me quieres...¿Es así?
Lo he decidido, voy a liberar las mariposas de mi interior, me abruman. Mi mente no se pone de acuerdo con mi corazón, me encuentro en mitad de una guerra interna y no soy capaz de ganar, me rindo. No sé como, ni porqué o cuando pasó, pero pasaste.
Brota el rojo de mi vientre, las mariposas escapan revoloteando a mi alrededor, susurro tu nombre, se hace el silencio, cierro los ojos y ahí estás nuevamente. Te veo, sonriente, abrazándome, no es casualidad, nunca lo fuiste.
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Editado: 25.11.2023