Madre

Te quise desde antes de ver tu carita rosada, salir de mis entrañas. Mucho antes de oír el primer llanto de tu boca, te quise.

Te he querido, tras cada bala que has dirigido contra mí, en forma de palabra y aún amo, cada uno de los poros de tu ser, aunque sigo sin saber porqué. ¿Porqué tanto desprecio y desdén?

Sigues siendo mi verdugo, quién afila la navaja minuto a minuto y empuña la espada por encima de mi cabeza, pendiente de órdenes para dar una estocada final. 

Aún así, tengo tiempo suficiente para volver la cabeza, quiero mirarte una última vez. Mirada desangelada, es reflejo de tu mala decisión, no importa. Te voy a querer hasta el último de mis suspiros, siempre seré quién te dio la vida. Aún sigo aquí, con los brazos abiertos esperando a que vuelvas de tu huida.