Fue

Y es ahora, cuando me desnudo lentamente, mientras imagino que estas son tus manos...

Siento tu lengua húmeda recorrer mi cuello, hasta  el pecho.Te detienes un segundo, me miras y apartas suavemente mi cabello, bajas besándome con esa dulzor urgente que te caracteriza.

Desciendes hasta mi cintura, me desnudas dispuesto a besarme entre los muslos. Lames, muerdes y vuelves a lamer, mientras yo me retuerzo en cada beso, cada mordida...

Me miras, disfrutas al contemplar el placer escrito en mi piel completamente erizada. 

Introduces un dedo, tal vez fueron dos, primero poco a poco, después con precisión, lo tuyo es preciosa precisión.

Gimo una vez, dos, tres...Te nombro, maldigo como he hecho otras veces, maldigo por esa maldita manera de expresar cuanto te deseo. Pido más, quiero más...

Introduces la lengua, no dudas en hacerme llegar al cielo y yo a tu merced, solo puedo dejarme llevar.

-Quiero que me folles.- balbuceo.

Te quiero dentro, necesito sentirte mío, tan mío como tuya soy yo.

Recibí tu boca, mientras tu sexo húmedo y erecto, se hundía en mi, provocando una descarga en mi cuerpo totalmente desconocida.

Cada envestida es un credo, una oda al placer, éxtasis... Gemimos juntos a la par, al unísono.

-Te odio.- susurro.

Te enciende escucharme, te provoca para empujar con más fuerza, si cabe.

Advierto, estoy a punto de llegar, voy a desbordarme.

-Córrete para mí.- tu voz entrecortada, me impulsó al orgasmo casi de manera inmediata.

Me dejo ir, me libero a ti. Siento como te derramas sobre mi, dentro de mi, me estrechas con fuerza contra tu cuerpo en un intento de fundirnos piel con piel. Te quedas mirándome fijamente, me besas y sin hablar, decidimos quedarnos uno sobre el otro unos minutos más. Sentimos como se ha sincronizado el latir de nuestros corazones, recuperamos el aliento, volvemos a ser.