Capítulo tres: Sensaciones.
Hayle Smith
18 de marzo del 2014
—¿Quién te hizo ese moretón? —La voz de Marie me detiene antes de bajar del auto.
—¿Es necesario que me interrogues? —pregunto incrédula volteando a verla.
—No necesitas esa respuesta. —me observa molesta y sube un poco la manga de mi blusa. —fue el imbécil de James. No necesito saberlo, pero esperé a que solo dijeras que te golpeaste con algo aunque sea mentira, Hayle.
Niego bajándome mi blusa. No puedo discutir con ella, no puedo. Entiendo su molestia, pero tampoco quiero ser la princesa que necesita ser rescatada.
‹‹—¿Por qué no contestaste mi llamada, Hayle? —sujeta mi brazo con fuerza. Suelto un jadeo cuando su agarre se vuelve más fuerte. —¡¡Contesta!! —grita.
Forcejeo para que me suelte aun cuando su mano libre aprieta mis mejillas.
—No lo volveré a contestar. ¡¡Estoy harta de ti!! ¡¡Ya déjame en paz de una maldita vez!! —me suelto y él retrocede un poco.
—Hayle, Hayle. —se acerca—me la pones dura cuando demuestras carácter. —Su brazo acaricia mis muslos.
—No me toques. —siseo y veo una sonrisa en él antes de estamparme contra la puerta de mi departamento.
—Cariño, no te conviene hacerme perder la paciencia. Yo soy él único que sabe quien eres realmente y porque te amo estoy callado.—su rodilla se coloca al medio de mis piernas apretando un poco mi zona sensible sacándome un jadeo. —Estoy ansioso por follarte y tenerte solo para mí.
—No Bryan. —me exaspero cuando su mano trata de colarse bajo mi sudadera.
—Vamos Hayle, solo quiero estar contigo.
—Te he dicho que no.
Cuando abre la boca para seguir reclamando, observo a James tomarlo de los hombros y lanzarlo a un lado. No se detiene, camina hasta llegar hasta él y comenzar a golpearlo. Bryan también se defiende y sé que si no se detienen esto acabará mal.
—James para, por favor. —mi voz salió temblorosa y eso lo hace detenerse.
Observo a Bryan caminar más cerca de nosotros, más furioso.
—Te revuelcas con él, Hayle. —su mirada me hace saber que no solo está dolido sino con rabia.
Sin más camina hasta llegar al pasillo y desaparecer.
—Tranquila. —James no tarda en abrazarme. —no dejaré que te pase nada malo.››
Nos quedamos en silencio unos momentos y escucho un suspiro cansado por parte de ella.
No he decidido llevar esta vida, tengo reglas que cumplir y no puedo tomarme el lujo de romperlas. Pero Bryan es una regla rota y eso mis padres no lo saben, y sé que si se llegasen a enterar me mandarán de viaje nuevamente, y no podré cuidar a mi hermana menor. Lo peor es que yo tampoco estoy cuidándome.
Solo por unos malditos segundos que intercambié palabras con Bryan, me fasciné de la manera en la que me elogiaba, en la que me hacía reír de sus tonterías. Ahora me arrepiento y odio haber aceptado sus citas, cuando pensé que él sería diferente a los demás. Equivocación, es lo que se siente cuando te das cuenta de que él solo me hace daño y que no puedo alejarlo, porque por más que lo intento siempre regresa a atormentarme.
Marie siempre ha tratado de alejarlo de mí y aunque no funcione, ella lo intenta, porque yo ya me estoy rindiendo.
—Dime que al menos te defendiste antes que llegará James. —Niego sintiéndome estúpida por no hacerlo.
—James llegó cuando iba a pasar algo más.
—Voy a agradecer a James. Él está interesado en ti. —menciona cambiando de tema unos momentos y solo pongo los ojos en blanco.
—Lo sé...y no puedo verlo como algo más que amigos.
—Bueno al comienzo pensé que era algo más que amigos con Katherine Hudson, pero después supe que son amigos.
—Mejores amigos. —corrijo.
—Tu y yo hablaremos después de clases.— Vuelve al tema principal. La miro mal y ella también lo hace. —eso o tus padres.
Bajo del auto cerrando de mala manera la puerta y eso hace enojar más a Marie, pero ella no puede abrir su boca y lo sabe.
—Hayle. —llama por mi y camino sin voltear.
Mi móvil vibra en el bolsillo de mi pantalón. Lo saco y el mensaje claro mensaje brilla en la pantalla.
DJS:
Necesito hablar contigo. Estoy en mi facultad.
Esta vez volteo viendo a Marie con los brazos cruzados. Sonrió y ella puso los ojos en blanco.
—Necesita hablar conmigo. —menciono y con eso ella sabe a quien me refiero.
—Andando. —me acerco. —Aún sigo molesta.
—Marie, no ahora.
Caminamos juntas a la facultad. Observo como algunos sostienen en sus manos unas pequeñas pulseras de color rojo, otros blancos y otros morado.
Son los colores de las fraternidades.
—No es justo. Debí acceder a quedarme en la fraternidad de mujeres. Joder. —se queda viendo las pulseras rojas de algunas chicas. —Estoy odiando a mi padre por darme el departamento.
—Estarías sin mí. —digo adentrándome a la facultad.
—Pero igual mi padre no iba a dejarme quedar en la fraternidad.
—Principalmente son para los extranjeros.
—Hablando de extranjeros... ¿Volviste a ver al chico con el que tu rostro quedó pegado a su fuerte pecho? —codea y yo rio.
—¿Con el egocéntrico chico de pómulo perfecto? —asiente — No.
—El cabello que se maneja...—se queda callada unos segundos y la miro de soslayo.—está para sostenerte cuando te folla y arremete hasta que te olvides de tú nombre, Hayle. —dice sin descaro llamando la atención de algunos que pasan por nuestro lado.
—¿Puedes dejar de ser tan directa?
—Es mi naturaleza. No me lo negaste, seguro lo pensaste.
—Avanza...¿quieres? —me detengo en el pasillo y la carcajada de Marie hace voltear a algunos y yo solo trato de ignorarla.
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Editado: 23.04.2022