Nancy se entristeció, aunque podría visitar a su hija porque no era muy lejos no sería lo mismo, además estaba encariñada con el bebé. Luis seguía guardando distancia de Alexa bajo el argumento de su desobediencia y haberse casado en contra de su voluntad. Alí la apoyó en su decisión de seguir a su esposo aunque no le gustara la idea.
A veces Alexa se preguntaba qué pensaría su familia sí supiera cómo era en realidad su matrimonio. Tenían sus recelos sobre Lucas pero él siempre era educado y de apariencia tranquila. Cuando había gente cercana, tendía a abrazarla o a darle palmaditas en la espalda. Esa actitud no le gustaba, le hacía sentir rabia, una rabia que empezaba a acumularse, así, poquito a poco, casi sin darse cuenta.
Aunque tenía varias amigas, sólo había platicado a grandes rasgos lo que vivía con Lucas a una de ellas; ésta le aconsejaba luchar por su matrimonio ya que cualquier mujer desearía estar en su lugar.
Por fin llegó el día en que se instalaron en la casa de la familia de Lucas ante las caras felices de Elisa, Emir e Ismael y las sombrías de Mary y Guida.
Mientras acomodaba la ropa en la recámara que les habían asignado, Alexa se dirigió a Lucas.
–No tenía idea del embarazo de Guida. Serás tío y mi hijo tendrá un primo.
–Mi hermana está por tener una niña, se casó hace un año con su novio –repuso Lucas con expresión aburrida.
– ¿Por qué no me habías contado? –reprochó Alexa.
–Olvidé decírtelo –respondió él.
– ¿Hicieron una boda religiosa y fiesta? –la chica buscó la cara de su esposo.
–Ajá –Lucas estaba impacientándose.
– ¿Estuviste presente en ambas? –preguntó ella.
–Por supuesto, es mi hermana.
La cara de Alexa se transformó.
–Ya vas a pelear. ¿Cuál fue la ofensa en esta ocasión? –el hombre se alejó rápidamente.
Alexa se dirigió a la sala y observó los dos retratos que adornaban la pared. En el primero Guida sonreía al lado de un hombre alto, ambos vestidos de novios. En el otro estaban acompañados por Elisa, Ismael, Emir, Lucas, Mary y dos señoras que no conocía. Observó el traje de Lucas y recordó la ocasión en que lo vio acomodarlo en el closet.
– ¡Qué bonito traje! ¿Para qué lo compraste?
–Por si se ofrece –dijo él secamente. Días después se ausentó a un supuesto viaje de trabajo.
Se sentó con los ojos húmedos y Elisa se acercó.
–Hija, ¿estás bien?
–Cualquier mujer esperaría que su esposo la llevara a la boda de su hermana –las lágrimas escurrían por su rostro.
–Fue algo pequeño y rápido, no pienses que una gran fiesta, con seguridad Lucas olvidó decirlo –Elisa le enseñó unos juguetes que había comprado al bebé para cambiar el tema.
–Tengo mucho trabajo, además estoy estudiando un postgrado y sólo me concentro en la oficina porque aquí hay ruido.
Ese era el justificante de Lucas por las 14 horas diarias que estaba fuera de la casa.
Alexa llenaba su día estudiando y cuidando al nene quien ya caminaba y era bastante inquieto.
La tía Mary se deshacía en atenciones para Guida y ambas ignoraban a Alexa y su hijo. Cuando Elisa tomaba en sus brazos a Lucas Jr., automáticamente Guida tenía un malestar o necesitaba algo de su madre, una comida, un masaje o algo de la tienda. Pasaba en reposo gran parte del día porque el embarazo la tenía mal y ponía a correr a todos con frecuencia. Incluso Emir debía dejar lo que estuviera haciendo para complacer a su hermana.
El poco tiempo que Lucas pasaba en casa también estaba atento a las necesidades de Guida, además la acompañaba a cada cita con el ginecólogo.
–Me hubiera encantado recibir esas atenciones de tu parte en mi embarazo –se quejaba Alexa.
–Los celos y la envidia son sentimientos feos. Mi hermana no tiene cerca a su esposo, bien sabes que trabaja en otra ciudad –Lucas movía la cabeza negativamente.
Las ocasiones en que la tía Mary se dirigía a Alexa eran para hacerle comentarios negativos.
– ¡Los trastes no están bien lavados! ¡El niño llora mucho y no me deja dormir! ¡La olla que tomaste es mía! ¡El vestido se te ve pésimo! ¡El embarazo te dejó gorda!
Emir era una bendición en la vida de Alexa. Tal vez por ser de la misma edad, tenían gustos afines. Hablaban de música, veían películas y se ayudaban en sus tareas o proyectos escolares. La tía Mary hacía muecas cuando los veía juntos.
–Esa chica es una coqueta –murmuraba a su sobrina.
Ismael pasaba poco tiempo en casa pues al parecer trabajaba lejos. Lucas, Emir y Guida solían ignorarlo pero Elisa lo trataba con veneración.
– ¿Por qué quieres tanto a tu esposo si en el pasado fue malo contigo? –preguntó Alexa a su suegra una tarde que se quedaron solas en la casa.