—Esta vez al menos no están rompiendo nada — rió Misuk tomando asiento.
—¿Nosotros? ¿Romper algo? Por favor — Yeri se hizo la desentendida —. Verdad, ¿y si esta vez tu novio nos acompaña?
—¿Taehyung? — Misuk se puso a pensar —. No estoy segura de que pueda, en este momento debe estar estudiando.
—Pero se ve del tipo de chico que no se pierde de la diversión por un examen — comentó Haechan —. Vamos, llámalo.
—Misuk dijo que no hay que molestarlo, ya no insistan — Jimin gruñó.
Soojin, que hace unos días había salido del hospital, lo miró extrañada.
—¿Y a ti que te molesta? — Yeri se cruzó de brazos —. Además, estamos hablando con Misuk, no seas pesado.
—No se peleen — Jennie regañó.
—Está bien, hay que ver si puede venir — dijo Misuk ignorando la actitud de Jimin.
—Bien — Yeri y Haechan se miraron y sonrieron antes de salir corriendo del piso. Misuk iba a preguntar que hacían hasta que escuchó los gritos —. ¡Taehyung novio de Misuk, ven a jugar!
Se apresuró en salir y taparle la boca a los menores del grupo. Miró hacia la casa del frente y Taehyung se asomó por el balcón riendo. Misuk sintió mucha vergüenza, seguro todo el vecindario había escuchado eso.
—¡Voy! — avisó antes de volver a ingresar a su hogar.
Misuk destapó la boca de Donghyuck y Yeri.
—No tenían que gritarlo, ¿saben? — seguía con sus mejillas rojas.
—Oh, mira Hae. Nuestra niña se avergonzó — Yeri cacheteó suavemente las mismas y entre risas, ingresaron.
Misuk esperó a por Taehyung, el cual en cuestión de segundos salía de su casa abrigado y con una sonrisa.
—Tus amigos son muy divertidos — rió acariciando su cabeza —. Vamos adentro.
Taehyung entró con su brazo en los hombros de Misuk y miró a su alrededor con una sonrisa. En cuanto sus ojos se encontraron con los de Jimin, notó cómo este le mandaba dagas con la mirada. Taehyung solo sonrió como siempre lo hacía.
—Buenas noches a todos — saludó.
—Hola — saludaron Haechan y Yeri.
—Siéntate por aquí — señaló Chanyeol un sitio a su costado. Taehyung se dirigió al lugar indicado —. Llegaste justo para el momento del Just Dance.
—Tu turno — señaló Yeri —. Veamos si eres tan perfecto como pareces. Debes hacerlo cantando.
Taehyung se quitó su abrigo y remangó su polera.
—Bien, denme el aparato.
Resulta que Taehyung sí que bailaba y sí que cantaba. Para colmo, también pudo rapear. Todos en la sala, incluida Misuk, estaban sorprendidos.
—¡Dios, Taehyung rey de la fiesta! — gritó Yeri saltando —. Te ganaron, Hae.
—Perdí mi título dignamente — se tiró al piso.
El menor de todos los presentes dirigió su mirada al perchero que estaba en una esquina, el cual tenía muchos abrigos. Le fue inevitable notar aquella prenda de un color que Misuk nunca usaba, o que al menos no era natural en ella.
—¿Esta no es la casaca de Jimin? Esa que siempre usaba — tiró de la blanca prenda con cuidado.
—Oh, es mía — Jimin se puso en pie y agarró la misma con una sonrisa —. No sabía que aún la tenías, pensé que la había perdido.
—Nuestra Misuk es tan olvidadiza — rió Yeri.
La de cabellos cortos no tenía que voltear para saber de quiénes eran esas miradas que sentía fijamente en su nuca. Aún así giró, hallando los ojos curiosos e incomprendidos de Soojin, y los penetrantes de Taehyung.
Jimin había pasado a segundo plano en su mente últimamente, que había olvidado por completo que aún no había devuelto la prenda.
La había arruinado.
Miró con tristeza a Taehyung, pero él esquivó su mirada. Tampoco trató de acercarse mucho, pues notaba que este no tenía ánimos de estar a su costado.
Las siguientes tres horas fueron sin duda incómodas, tanto así que ni Yeri o Haechan sabían qué hacer. Este último pensó que de repente había mencionado algo que no debía.
—Fue divertido... nos vemos el próximo jueves — se despidió Yeri.
Ya todos sus amigos se habían ido; todos menos Taehyung. Él le dio una última mirada antes de comenzar a irse.
—Espera — Misuk lo detuvo cuando una de sus manos estaba por girar la puerta de su propia casa. Tomó la mano restante pero él la apartó con cuidado.
—No es lo que piensas, yo...
—Pensé que estaba logrando algo. Veo que me equivoqué, tú aún lo quieres — declaró sin mirarla —. Heriste mi orgullo, ¿sabes?
—¿Tu orgullo? — preguntó sin comprender.
—Me pediste que te enamorara. Yo, el playboy de la escuela. Hice todo lo que pude pero tú aún lo amas.
Misuk se quedó sin palabras. Ella ya no amaba a Jimin, de eso estaba segura; sin embargo, lo que decía Taehyung la estaba dejando pasmada.
Claro, lo que habían acordado.
—¿Pero sabes cuál es el problema? — esta vez sí conectó sus orbes con los ajenos. Misuk los vio rojos y las ganas de llorar la invadieron —. Sucede que me enamoré de ti. Yo, el chico que dijiste que no tenía corazón, cayó totalmente por ti — sonrió triste —. Por la única chica que sentía que podía ver más allá del título que tengo, y que aún así me terminó hiriendo. Pensé que una vez hubieras olvidado completamente a Jimin podría decírtelo, así no estarías perdiendo a ninguno y yo no te perdería a ti.
Misuk parpadeó digiriendo toda la información que escuchaba de repente. Ella ya no amaba a Jimin, pero aún no estaba lista para corresponder adecuadamente a sus sentimientos porque no sabía si algo quedaba. Ni siquiera había pensado que podría estar enamorándose de él, solo que comenzaba a gustarle.
—Taehyung, yo...
—Necesito un tiempo — interrumpió el chico —. Buenas... buenas noches.
Pronto la puerta se cerró en su cara.
Taehyung avanzó a pasos rápidos a su habitación y cerró suavemente la puerta para no despertar a su hermana. Una vez hecho, se apoyó en esta hasta deslizarse con sus piernas flexionadas, para así una vez sentado, ocultar su rostro entre sus brazos.
Para tapar así sus lágrimas.