Su llanto llamó a la desgracia. Su nacimiento provocó muerte y devastación.
Fruto de la maldad eterna, la Princesa Lucrecia está maldecida a morir en soledad.
Su piel está manchada por la sangre de su madre, su primera víctima, y por todos los que murieron de hambre tras su surgimiento.
No hay castigo humano suficiente para tal barbarie cometida, ¿o sí?
Condenada a que sus caminos se separen y que se esquiven. Castigada a estar atada a los brazos del mayor pecador.
Lucrecia La Maldita, la futura heredera del infierno. La futura Bruja del Caos.