Soy un escritor nocturno que plasma sus sombras en el papel.
Mis palabras brotan en la penumbra, bajo un cielo cruel.
Cuando el silencio ahoga y la luna, con su pálido pincel.
Dibuja en mi mente recuerdos que el día nunca me deja ver.
La noche es mi aliada, mi escondite y mi última guarida.
En ella resuena una verdad que la luz siempre esquiva.
Cada letra es un latido, cada verso es mi herida.
Y en esta soledad que me abraza, mi alma nunca se rinde ni olvida.
Las estrellas me observan mientras mi pluma danza lenta.
En cada línea vertida, una nueva esperanza se sustenta.
La oscuridad me envuelve, pero en su abrazo me siento alerta.
Pues en este abismo profundo, mi corazón su paz encuentra.
Soy un escritor nocturno, y en la madrugada florezco.
Cuando el mundo calla, es cuando realmente pertenezco.
Las emociones se desbordan, en ellas siento que crezco.
Pues es en esta hora oscura cuando mi ser en palabras ofrezco.
Los susurros de la noche me revelan secretos escondidos.
Y en mi cuaderno los capturo, como ecos de sueños perdidos.
Cada palabra es un puente a paisajes desconocidos.
Donde el alma se desnuda, sin miedo, sin tiempos prohibidos.
Así, entre sombras y estrellas, en la calma de este rincón.
Escribo lo que en el día se oculta en el corazón.
Soy un escritor nocturno, guiado por la obsesión.
Y en cada palabra encuentro redención, verdad y salvación.