Una estrella descendió de la atmosfera
La colisión paso presto con recato
Aparento no haber estado.
Una rosa se revelo de entre las cenizas
Un inédito origen del alma occisa
El cuerpo y espíritu se unieron.
El tono rojo abarco todo su cuerpo
Las espinas se volvieron risos
El tallo cambio su cuerpo y lo cubrió de hojas
Y las gotas de agua corrían a sus ojos.
De las manos asomaban ápices de sangre
Desplomadas sin cesar al glauco pasto
Las estrellas se entrelazaron y emanaban
Era un cruce místico y corporal.
Cuando los neófitos retoños surgieron
Nuevas críos de linfa deambulaban con placidez
Era un comienzo para la subsistencia
Con la madre que brindo su existencia.