Y ahí vamos...
Mi sufrimiento lleva tu aroma y va vestido con tu ropa.
Déjame contarte que en la vida no hay nada más difícil que olvidar tus lunares, que los labios ajenos jamás podrán saber como los tuyos...
Que he hablado con el tiempo y he decidido preguntarle -¿Cuánto más dolerá?- Y con el ensordecedor silencio de tus palabras entendí.
Dolerás lo que tarde en romperme, dolerás hasta que encuentre una forma de agrietar mi corazón por completo y sacarte de ahí.