Sola estás, Luna.
Sola es tu condena, Luna.
Sola porque nadie te supo amar, Luna.
Ese es tu destino.
Por eones, siglos y centurias, ¡estarás sola!
Velarás los sueños de los mortales por no haber sabido amar, Luna.
Y cuando te extingas en una explosión estelar nadie te llorará, Luna.
Porque las lágrimas no serán por ti,
serán por lo que dejarás de darles con tu ausencia, Luna.