Pase la noche con un príncipe.
En susurros oscuros, el mencionaba mi edad. No lo entendí hasta esta mañana. Cuando desperté desnuda bajo las sábanas blancas, él tiene mi edad.
Y tiene miedo de que yo sea su debilidad.
Él es la mía.
Recuerdo todo lo de anoche mientras me levanto envuelta en una sábana y camino al frio aire del balcón de parís.
La melancolía en sus ojos cuando menciono lo deshecho que estaba desde que me miro.
Rompió mi corazón en tristes pedazos mientras me besaba y nos subíamos a la cama.
Tocando el cristal de la ventana seguí recordando. Recordando al hombre con el que alguna vez me quede de verdad.
Su fantasma permaneció anoche, pero tan pronto como volteo a la cama, el lado que él ocupaba hace años y ayer por la noche, esta vacío.
Se ha ido, y lo ha hecho desde hace muchos años.