Poesías cortas

Cuentos de bueyes perdidos

No estoy segura de que tan conveniente es sacarme estas palabras a fuerzas de chicotazos (estoy atormentándome el alma escribiendo esto), la mayoría de mis autores favoritos tienen claro lo que desean relatar, como un romance, la historia de una pérdida, historias de realización personal (si es que así se dice) sin embargo, yo no estoy segura que cauce tiene este río.

Creo o más bien espero no ser la única que muchas veces se topa en su camino con formas o cosas amorfas (con esto no quiero decir que sean cosas surreales, pero, que sí es difícil tener certeza de su finalidad). Y sí, confunde porque a veces no sabemos si hacer la vista gorda y seguir andando.

Empero, ¿qué pasaría si llegase a tomar entre mis manos a ese objeto amorfo? Poder abrirlo, observarlo detalladamente, oler y ¿degustarlo? (si, hasta ese punto). ¿Sería sensato? Porque al abrirlo me estaría abriendo a mí misma, mostrando toda mi sensibilidad y con esto dando poder a que me estropeen más de lo que ya estoy.

Debería picarlo con un palo y ver su reacción, después de todo lo que está muerto no se puede levantar del piso. Pero, “esto” habla en mi mente y me confunde, de verdad siento miedo de su capacidad de erizarme la piel con tan sólo sentirlo en el pensamiento.

Es como gran un imán atrayendo un pedacito de hierro, cada vez más cerca y temblando de miedo, ¿por qué le tienes miedo? He visto sus ojos y no los puedo entender, hay algo raro en su entorno, me ha contado cosas que las he pensado, pero, jamás vivido.

Sus dulces palabras acarician mi piel, no obstante, se quedan ahí porque no las puedo creer, así como aquellos que vivieron en las cavernas envueltos de oscuridad, la luz ya sólo es un mito, algo maravilloso, algo en lo que ya perdieron la capacidad de creer, pero, si venerar.

Dicen que para recibir algo debes dar algo a cambio ¿qué podría ofrecer yo? Más que sólo palabras tristes desgastadas y olvidadas con y por el tiempo. Gran alivio y castigo es la distancia, para la tonta que quiere seguridad a pesar de querer meter la mano en flama, el carbón al rojo vivo hipnotiza su mirada con todo eso, la vocecita de su mente le advierte que eso quema, que eso duele y que deja cicatrices. No hay pizca de sensatez para ella que va descalza hacia esa llama, matando a la distancia y acallando su cordura.

Que alguien la ayude en su desventura, las cosas siempre no son como queremos o soñamos, la mayoría de los sueños se construyen en el aire, sin fundamento ni cimientos. Entonces, ¿esa flama no es tan hermosa como en la mente, ni el imán tan atrayente? Quizás, a veces es mejor guardarse las expectativas que lanzarse a algo que tal vez nunca valió la pena, los sueños rotos cuestan lágrimas, precio demasiado alto para alguien con los ojos secos y con la piel de porcelana.

Se detuvo a mitad del camino, comenzó con su desandanza mirando de vez en cuando hacia atrás intentando entender, porque casi siempre lo correcto dolía tanto en el pecho, no eran más que las ilusiones que habían echado raíces en el corazón y que ahora las desilusiones las arrancaban.

Objeto amorfo, imán atrayente que alguna vez te atravesaste en mi camino, hiciste que observará en la distancia a aquella flama que me pareció hermosa y que en más de una ocasión deseé sentir en mi piel. Deseaste la desnudez de mi cuerpo, cuando lo que quedaba desnudo era el alma ¿acaso no lo pudiste entender? Sentí hormigas anidar en mi cama, gatos arañar mi vientre y cuervos despedazar mi tranquilidad, ¿este es el precio de tu embrujo?

A veces vienes en mis sueños y acaricias mis cabellos, tu aliento me estremece una vez más, imagino al eco de tu risa intentando atravesar en mis oídos y justo en ese mismo instante despierto. No estoy segura de lo que viste en mí, sin embargo, me miraste por un instante como me gustaría que me miraran.

Tampoco sé que nombre ponerte, ya que fuimos nada, y la nada es demasiado grande e inmortal para esto, que por mi parte lo sentí confusamente, creo que jamás sabré lo que usted sintió, porque si salen de tu boca nunca las creeré.

¿Acaso es esto una despedida? Lo es, no quiero estar deseando todos los días algo que sé que no me pertenece y que, por ende, jamás podré tener. Gracias por este pequeño sueño, por recordarme las palabras que olvidé, por las sensaciones y emociones que contra mi voluntad estuvieron a flor de piel.

Dijiste que más vale una intensa que una sosa, yo sólo espero que esto no te llegué a sorprender, porque no tuvimos sentido, fuimos como quien dice un cuento de bueyes perdidos.  



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En el texto hay: poesia, poesia versos, poesia triste

Editado: 16.05.2021

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