Y érase una vez,
una niña dormida.
Sólo vivía en sueños
Lo que no podía en vida.
Era tal su lamento,
Que ansiaba la muerte,
No habiéndola hallado
Dejándola a su suerte.
Y pasaba el día durmiendo,
tanto de noche, como de día.
cuando notaba despertar
A sus sueños volvía.
Soñaba con princesas,
con príncipes y dragones.
Con volar muy alto
entre nubes de algodones.
Un día al despertar
Se encontró a la realidad
Ésta le dijo: niña dormida
Afróntate a la verdad.
Lucha con tus temores y tus miedos
Sal de tu cáscara de huevo
La vida dura sólo un día
No puedes estar dormida.
Y es así como la niña despertó
Dejando atrás su lamento
Con paso firme cruzó
La línea de sus sueños.