Llegó la fuerte tormenta,
Y con ella me he dado cuenta,
Que si importa la riqueza,
Y que no importa la franqueza,
Llegó la inmensa falsedad,
Que me rodea con brusquedad,
Y me lleva a una sociedad,
Llena de estúpida mediocridad,
Llegó la inminente locura,
Que provoca tanta tortura,
Y aunque hagámos sacrificios,
La vida los verá como ficticios,
Llegó por fin el esperado final,
De ésta vida a veces bendita,
Y otras muchas tan maldita,
Como todo un experto criminal.