Ya huele a tristeza y melancolía,
De esa que al alma pertenece,
Y de ella nunca desaparece,
Sin importar la hora, ni el día,
Hoy festejamos la muerte,
De los que tanto amamos,
Y de los vivos la gran suerte,
De conocer a los que recordamos,
Es una fiesta muy especial,
Una tradición ancestral,
Visitar el aposento sepulcral,
Con inmenso amor fraternal,
Bellas ofrendas ofrecer,
Desde el día hasta el anochecer,
Para intentar su alma tocar,
Y su gran amor jamás olvidar.