Excusas vacías del día a día,
que cubren los ojos,
y con fuerza tapan los oídos,
ya no quiero escucharlas,
sólo quiero borrarlas,
y de ellas escapar,
excusas que dañan el alma,
y rompen el corazón,
lentamente se escabullen,
entre verdades y mentiras,
distorsionando la realidad,
convirtiéndola en falsedad,
excusas frágiles y sombrías,
destructoras del amor,
y aliadas de la soledad,
excusas que alimentan,
y torturan con su aliento,
al hombre que muere por dentro.