Polos iguales.

Baño de chicos

 Terminamos de escribir las preguntas en la hoja de examen, colocamos nuestros datos. Son doce preguntas, decidimos responder una y una, es decir, una pregunta él, y una pregunta yo. Al leer las preguntas descubro que no son tan difíciles, digo, fue lo último que nos dio el año pasado. Más de la independencia. Más de la cosiata*. Más de lo mismo.

— ¿Sabes algo sobre esto?—le pregunte.

  El examinó las preguntas y negó. Iba a reclamarle pero, recordé que vivió años en Estados Unidos, y no creo que en Estados Unidos den clases de la historia de Venezuela; tal vez sobre la independencia de Suramérica sí, pero nada lo suficientemente extenso y detallado como para recordar.

  Al terminar la pregunta cinco, le paso la hoja a George para que escriba la seis, esta es una de las más largas. El tomó la hoja donde escribí las respuestas para trasladarla a la hoja, al hacerlo tumbó mi portaminas, solté un quejido involuntario.

— Lo siento— dijo él un tanto apenado.

  Estaba a punto de levantarse a cogerlo pero lo detuve, el tendría que dar la vuelta para recogerlo; yo solo me tengo que estirar. Me inclino hacia el portaminas y mientras me enderezaba observo a Larry, su cara era un poema. Sonreí, esta mas perdido que Alicia, imagino que al igual que George no conoce nada sobre historia, pero al menos George tiene la excusa de ser prácticamente extranjero, incluso adoptó el acento, ¿Cuál es la excusa de él? Ah, ya sé; es demasiado flojo y arrogante como para prestar atención a clases ¡ni siquiera llega a la primera hora!

  Me odio. Mucho. Cada fracción de segundo volteo a ver a Larry, ¿Cómo terminará el taller?, por lo visto su hoja esta en blanco. Literal, di un vistazo hace un momento y note que no ha puesto el nombre siquiera. ¿Cómo se le ocurrió hacerlo solo?, es suicidio. Arrugo la cara ante la idea volando en mi cabeza, no. No. No. No lo ayudare.

  Voltee otra vez... ¡demonios!, ¿desde cuándo soy buena persona? Odio esto, mi conciencia me está matando pero, no es mi culpa ¿Por qué mi conciencia no me deja tranquila?

  Espere un momento para ver si me arrepentía. No. Mi conciencia me dice a gritos que lo ayude, deberían darme un premio nobel. Arranque un pedazo de hoja de mi cuaderno. Me detuve un momento a pensar, si le paso la hoja con las respuestas el profesor lo notará, si se las digo; también... ¿entonces? El bombillo en mi cabeza se encendió, tal vez pueda darle las repuestas en otro lugar, así si lo descubren copiándose no saldré perjudicada, es decir, será completamente su culpa por idiota.

  En el papel escribí un "ven al baño"; fue lo primero que se me ocurrió. Cuando el profesor se distrajo lo deje sobre su pupitre con un rápido movimiento. No sé donde tengo la cabeza. Me maldije internamente.

— Kendall ¿Qué haces? —Pregunta George serio. Qué raro, no me llamó "Kendy".

— ¿Eh?, nada— me apresuro en responder, mi voz un poco inquieta.

  Me examina dudoso y se encoje de hombros, volviendo a escribir.

— ¿Terminaste la pregunta? —pregunte para cambiar el tema de conversación.

— No —responde secamente.

— Eres lento— bromee.

  El me miro de reojo y siguió escribiendo, se me puso la piel de gallina. Este chico es serio con respecto a los estudios. Lento, pero serio. Volteo levemente mi rostro hacia la derecha, me encontré al instante con la mirada de Larry clavada en mí. Sus ojos viajaron hacia abajo; al papel en sus manos, sus cejas se juntaron, como preguntando si era verdad. Lo sé. Ni yo comprendo mi comportamiento, hasta yo creo que es mentira.

  Asentí. Los ojos de Larry se abrieron un poco, imagino que asombrado. Lanzó el papel lejos de él sin antes hacerlo picadillo. Linda forma de eliminar evidencias.

  Bien ¡manos a la obra! Tome el papel con las preguntas y el lapicero, y los metí en mis bolsillos.

— Profesor— alce la mano llamando su atención, cosa a la cual me respondió simplemente apartando la vista de su periódico— ¿puedo ir al baño?...

— No— gritó.

  Doy un leve suspiro, estaba considerando pedirlo amablemente pero, como me grito no pienso ser amable. No lo merece. Así que no pediré; exigiré.

— ¿Por qué? Todos tenemos derecho de cumplir con nuestras necesidades fisiológicas y, usted como profesor, adulto y humano debe de estar al tanto de ellas, por lo cual exijo ir al baño— demandé altanera cruzándome de brazos.

  Todas las miradas se posaron en mí; por enésima vez este mes ¡gracias Larry! Mantuve la mirada firme, no puedo vacilar. Los ojos del profesor se entrecerraron.

— Vaya al baño rápido— espetó con fastidio, apuntando la puerta con desdén. Sonrío.

  Le lance una mirada a Larry de "te toca a ti" segundos antes de avanzar a la puerta con toda la confianza que no tengo y la frente en alto, al salir del salón me escondo tras la puerta. Solté todo el aire retenido en mis pulmones, me siento inquieta y asustada, como si acabara de salir de una situación horrible, como si hubiera encarado a la muerte.

  ¿Por qué?...

  ¿Por qué tengo tanto miedo?...

  La voz de Larry se escucho vagamente. El miedo se dreno de mi cuerpo. Preste más atención en las palabras al otro lado de la puerta.

— ¿Qué dijiste? —masculló el profesor. No escuche vagamente; el habló vagamente, idiota.

— Yo también necesito ir al baño...— repite bajo.

  La rabia sustituyo al miedo, me entraron unas inmensas ganas de golpearlo ¿es arrogante solo conmigo? Todavía puedo arrepentirme... la sensación de culpa se manifestó. Está bien. Ya entendí, no puedo arrepentirme.

  Me asome cuidadosamente por la pequeña ventana.

  El profesor exhalo ruidosamente.

— No, son suficientes permisos por hoy. Aguanta como un hombre.

— Esto me parece favoritismo ¿Por qué Kendall si y yo no?— replica Larry, cruzándose de brazos.

  Los labios del profesor se cerraron con fuerza, el salón se volvió hacia Larry; viéndolo con asombro, al parecer no es tan inútil como aparenta. Aunque, esperaba un poco más de él, digo, cuando lo vi por primera vez parecía un rebelde sin causa. La segunda vez... más bien, después del cambio de imagen, se parecía mucho a un chico malo, de esos que aparecen en los libros y novelas, que solo son caras bonitas que darían todo por la chica que aman, de esos que son malos solo por fumar y acostarse con todas, de esos que son endemoniadamente sexys y dulces, de esos que tienen los pantalones bien puesto y les vale mierda lo que piensen los demás...




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