Mi pulso esta acelerado, mi pecho sube y baja como loco, estoy sudando, temblando. Simplemente horrible. Los chicos afuera llevan aproximadamente casi cinco minutos hablando, mi espalda apoyada en el metal frio de la cabina, Larry frente a mi tapando mi boca. Hemos tardado demasiado ¡pobre George! Debo recordar disculparme con él, tal vez le diga que me sentí mal o me entretuve con algo... mal me sentiré si le miento, lo mejor sería decirle la verdad pero ¿Cómo? Ellos al parecer no se caen bien, no lo culpo; a mí tampoco me cae del todo bien.
Uno de los chicos afuera gritó, haciendo que me sobresaltara, debería dejar de pensar en cosas innecesarias. Larry me miró con reproche, como diciéndome que no me moviera, esto es incomodo, puedo sentir la respiración de Larry en mi frente; gracias a la diferencia de tamaño. Tengo la piel de gallina y mi labio inferior no deja de temblar, Larry aun no quita su mano de mi boca ¿tan ruidosa soy? No es que sea orgullosa —y no es momento para serlo— pero no quiero que Larry note lo asustada que estoy, más que asustada diría que inquieta, creo que sé más o menos cual es su línea de comportamiento; sé que se burlará de mí... ¿a quién engaño? Si soy orgullosa.
En medio de toda esta agonía un ligero olor a chocolate se filtro en mis fosas nasales. Chocolate; perfecto para los nervios, definitivamente exigiré un cambio de baños. Cuando mi espalda se durmió por el frio del metal me despego de la pared de la cabina, hacia adelante. El olor se intensificó con el acto, un momento... ¿es la mano de Larry? No...
Es Larry.
Este chico impresiona un poco; por su buen gusto, primero el encendedor y ahora esto. Nunca lo dije pero me sorprendió que el encendedor fuera de él, digo, por cómo se presento el primer día de clases no pensé que le gustaran las cosas "elegantes"; por así decirlo. Nota mental: debo dejar de juzgar a la gente por como luce. Lo mire. Corrección: debo dejar de juzgar a la gente por como lucia. Mejor.
Mi cabeza empezó a dar vueltas, un remolino de emociones me abatió, mis piernas perdieron fuerza, Dios.
Larry me sostuvo antes de caer, apoyándome de él. Chocolate, podría volverme adicta...
— Hueles a chocolate— susurre muy cerca de su oído... ¿Qué hice?
Sacudí la cabeza, tratando de recobrar mi juicio, estar mareada no es excusa para hacer imprudencias. Alzo los ojos levemente, la piel blanca de Larry se encuentra completamente roja. El rastro de una sonrisa apareció en mi rostro, ¿por eso se sonrojó?, sinceramente yo esperaba un regaño —el cual a pesar de ser mi culpa no aceptaría— y ser mandada a callar. Es lindo que se sonroje fácilmente... no creo que sea la situación adecuada para pensar ese tipo de cosas. La sensación de incomodidad se arremolinó dentro de mí, quito la mano de Larry de mi boca y lo empujo levemente, necesito espacio. Mucho. Él me mira asombrado y aparta su mirada de mí, dándome la espalda, creo que esto es más incomodo.
El "plic, plic, plic" de las gotas derramándose sobre los lavamanos, el ruido enfermizo de las voces de esos dos, el leve aroma a cigarros en el aire, mezclado con el dulce olor a chocolate de Larry, se juntaron para atentar contra mi estabilidad mental.
¿Así que esa es la causa de mis mareos? Pensé. Coloque mis manos en la pared de metal de la cabina, apoyándome de ella, logrando un poco de estabilidad. Intento concentrarme en otra cosa, cualquiera... después de un momento, decidí concentrarme en la conversación de los dos chicos afuera.
— ¿Usaste condón?— preguntó uno.
Ya va.... ¿Qué? Lindo tema de conversación. Larry tosió incomodo detrás de mí, estoy segura que esta súper rojo. Me volví hacia él.
— ¿Larry?— murmure a manera que solo el oyera.
Como supuse; esta rojo, tal y como un niño inocente que no sabe nada acerca del tema. Reprimí la risa burlona que quería salir de mi boca.
— ¿Estás bien?...
Lleve mi mano hacia su rostro, para apartar el cabello de su cara. En lo que mi mano roza su rostro se sobresalta completamente.
— Tranquilo— recogí mis manos, se comporta como un niño. Bufe.
Me di la vuelta; dándole la espalda, es la única posición que podemos adoptar, debe estar avergonzado. Reí para mis adentros.
— ¿Escuchaste algo?— Preguntó uno de los chicos afuera.
Al escuchar eso siento nuevamente la mano de Larry sobre mis labios. Por lo visto ya han notado nuestra presencia. Trague en seco.
— Viene de aquí— respondió el otro, dando dos golpecitos en la puerta de la cabina.
— ¿Qué haces allí amigo?— indaga burlón mientras toca la puerta con más fuerza— ¿estabas escuchando nuestra conversación?
Volteo asustada hacia Larry y este me ve con ojos de "todo va a estar bien", mientras colocaba su dedo índice frente a sus labios. ¿Debería confiar en él?
— ¿Estás evacuando?— partieron a reír. Larry enrojeció más. Rodé los ojos.
— O... ¿estará con Manuela*?— agregó el otro. Rieron más fuerte, ¿Dónde está el portero y la directora cuando los necesitamos?
No puedo negar que el comentario me causo mucha gracia, ver a Larry cubrir su rostro avergonzado no tuvo precio, estos chicos lo llevaron más allá del límite de vergüenza al que está acostumbrado. Aunque debería estar preocupada, digo, en cualquier momento pueden abrir la puerta o asomarse y descubrir que estoy aquí, eso sería fatal.
Siento como Larry se acerca por mi costado derecho.
— Súbete—musitó.
Un escalofrió recorrió mi columna, erizándome el vello de la nuca; soy cosquillada.
— ¿Qué? —mi voz tembló un poco.
— Que te subas— repitió fastidiado, manteniendo el tono.
— ¿A dónde?— subí la voz más de lo que debería. Mierda.
Los ojos de Larry se abrieron, masajeó rápidamente sus sienes y me agarra por los hombros, para guiarme hacia el inodoro, supongo que me tengo que montar allí ¿no? Que tonta soy, un poco más en la barriga de mamá y salgo sin neuronas.