Polos iguales.

Definitivamente héroe

 No pude evitar sobresaltarme por el ruido, está bien; se me ocurrirá algo... ¿Por qué Larry no llega ya?

— ¿Juego?, ¿así que se puede jugar aquí? Que desgracia, y yo de tonta estudiando en vez de jugar— respondo altanera. Frunció el ceño.

— Mire señorita. Déjese de juegos— apretó los dientes. Su voz firme.

— ¿Otra vez con eso? ¿Qué juegos?— ubico mi dedo índice sobre mis labios.

Suspira profunda y ruidosamente. Va a explotar.

— Está muy graciosita hoy. Si no me dice ahora mismo que hizo allá afuera, tanto su compañero como usted perderán esta nota— sonríe petulante. Maldito.

  Me importa poco perder la nota de esta prueba, se que si estudio lo suficiente obtendré veintes en las demás. Estaba a punto de responder un "no me importa", pero sentí una mirada penetrante sobre mí. Mis ojos se posan rápidamente sobre George, mierda. No quiero que salga perjudicado por una decisión que tome yo sola, —y no fue muy lógica— el no tiene la culpa de nada, no tiene porque aplazar su primera prueba por mi culpa, sería malo para él; es nuevo y no le agradara a la directora.

  ¿Qué hago?, si le digo que me entretuve con la directora, es capaz de llamarla y confirmarlo, si le digo que había fila en el baño no me creería; ya que en los baños hay suficientes cabinas y a esta hora todo el mundo está en clases. Ya le dije que me sentí mal pero fue lo suficientemente convincente.

— Estoy esperando— dice impaciente.

— ¿Eh?

— Estoy esperando mi explicación —aclara fastidiado.

— ¿Le busco una silla para que espere más cómodo? —masculle. Mierda ¿Por qué no controlo mi boca?

— Por lo visto no la hay, tendrá que ir a la dirección —su tono serio esconde una risa satisfecha.

  En ese momento la puerta detrás de mí se abrió ¡Larry sálvame!

— ¿Todavía te duele Kendall? —se acercó a mí con cara de preocupación. Lo sabía.

— Un poco —le seguí el juego, posando mi mano sobre mi barriga.

— ¿Quieres ir nuevamente a la enfermería? —apunta a la puerta. Mis ojos se abrieron.

  ¡Aquí no hay enfermería! Estúpido, y yo que por un momento había visto un pequeño margen de éxito.

— Ya va ¿enfermería? —El lado izquierdo de su labio se levanta creando una risa cínica, en serio odio a este profesor.

— Si —Larry asiente. Quise ahorcarlo, pero sería muy obvia la mentira... más obvia mejor dicho.

— ¿Desde cuándo tenemos enfermería? —preguntó el profesor entre carcajadas.

— Él se refiere a la encargada de la limpieza... —respondo, mis manos se movían histéricamente de un lado al otro, por alguna extraña razón me hacía sentir más convincente.

— ¿La señora Cecilia? —ladeó la cabeza, confundido.

— Si, no la encontramos cuando Kendall se sintió mal y nos llevo a la enfermería— agregó Larry. En serio, quiero matarlo.

— ¡Te dije que es la dirección! —le reproche— discúlpelo, sigue diciendo que la dirección es una enfermería —dije.

— ¿No lo era?, te dieron pastillas y te atendieron...

— No lo es —formulé automáticamente, lo voy a matar ¿pastillas?, ¿Qué haremos si el profesor le pregunta a la directora si nos dio pastillas?

— Esperen allí. Ya vuelvo —ordenó segundos antes de salir. Maldición.

  Acribille a Larry con la mirada y él respondió con un "¿Qué?" silencioso, metió la pata de maneras extraordinarias; por lo menos tiene talento para algo.

— ¿Ahora qué haremos?— susurre.

— ¿A qué te refieres?

— Seguramente fue con la directora ¿Cómo explicaremos lo de las pastillas? —espete, aun mirándolo mal.

— ¿Qué pastillas? —juntó las cejas.

— Las que dijiste que la directora me dio— dije entre dientes, no es broma. Lo matare.

— Ah —sonó despreocupado— ¿te refieres a estas? — sacó un blíster de buscapinas de el bolsillo de su pantalón.

  Quede en shock por un momento ¿de dónde saco eso?, ¿siempre lo carga encima?, porque si es así no nos ayuda en nada.

— ¿De dónde las sacaste? —me apresure en preguntar.

— Pase por la dirección antes de venir —sonríe engreído.

— ¿En serio? —Abrí los ojos y sin pensarlo lo abrace —nos salvamos —musite.

— ¡Hazle un rancho! —gritaron tres compañeros, una de las tres voces le pertenece a Andrés.

  Solté a Larry, no debí haber hecho eso. Mire a Andrés con desprecio.

— Que miedo, hoy no duermo —dijo con sarcasmo.

  Rodé los ojos y mire a otro lado, ignorándolo.

  La puerta del salón se abrió de un portazo, el profesor no parece feliz. Sonreí.

— Siéntense —masculló.

  Intercambiamos miradas y nos apresuramos hacia nuestros pupitres, no me explico cómo pero funcionó. Al sentarme me encuentro con la mirada de George, un escalofrió recorrió mi cuerpo.

— ¿Estás bien?, ¿Qué te paso?, ¿Te duele mucho? —Me bombardeó con preguntas.

— Si... si estoy bien, descuida — formé una sonrisa calmada.

  Me quedó viendo fijamente por unos segundos, de un lado a otro. No tardo en acercarse a mí.

— Estaba preocupado —susurró mientras me sostenía firmemente entre sus brazos, no puedo respirar.

  Lo siento. Su corazón latía con desesperación dentro de su pecho y sus brazos temblaban, me siento como una mierda. "No sabes cuánto lo siento". Susurre.

— ¿Dijiste algo? —preguntó tras soltarme.

— No, nada especial, Solo dije que siento preocuparte —levante un lado de mi labio.

— Descuida —se apresura en contestar— fue mi culpa por pensar lo peor— rasca su cabeza tontamente.

  George es la creatura más dulce del mundo, es lindo que se preocupe por mí, en serio aprecio eso.

— ¿Terminaste las preguntas en mi ausencia? —indague.

— No. Aun no —su voz se vuelva a tornar seria ¿otro bipolar? No creo, más bien "comprometido con los estudios".

  Mis ojos viajaron al reloj sobre la pizarra ¡faltan quince minutos! Oh Dios.




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