La fiesta
—¡No puedo creer que haya mentido a mi madre para venir a una fiesta
! — chilla Crystal por encima de la música. Parece bastante emocionada por el hecho de haber mentido a Silvia, su madre. Por lo general Crystal era más buena que el pan, era dulce y seguía las reglas como una buena hija, pero había pequeños momentos como estos en los que decía una pequeña mentirilla piadosa. ¿De qué podía culparla? Somos adolescentes, mentir para conseguir lo que queremos está en nuestra naturaleza.
Ayer en algún momento decidí pasar de esta estupidez que fiesta, pero esta mañana recordé que se lo había prometido a mi madre, así que decidí comparecer con o sin el idiota de Khaled.
Crystal tampoco tenía ya la invitación de Luther ya que este se había pasado todo el día de ayer sobándose a Mel, así que hoy éramos ella y yo contra el mundo, como Batman y Robín.
—No me puedo creer que esté haciendo esto...— digo para mí misma.
Entre ayer y hoy he cambiado de opinión mil veces, ya no recuerdo ni en qué he quedado, en si seguir con el juego para devolverle con la misma moneda o si pasar completamente de él.
Respiro hondo, cojo a Crystal de la mano y hacemos zig zag hacia donde está el puesto de las bebidas.
Creo que necesitaré más de una copa si voy a tener que aguantar esto toda la noche. Recordaba las fiestas como algo emocionante y divertido, pero hasta el momento solo me he agobiado.
Crystal me pasa un vaso con cerveza y lo bebo de un solo sorbo.
—Tranquila pequeño saltamontes, no querrás perder lo mejor de la fiesta — se ríe y vuelve a llenarme el vaso. Tras eso, empieza a mover sus caderas de un lado al otro como si estuviera poseída por la música.
La observo unos segundos y luego niego con la cabeza.
A veces me gustaría ser como Crystal, no tiene miedo a divertirse, a pasárselo bien y tampoco teme al ridículo. Es todo lo que no soy... supongo que por eso nos compenetramos tan bien. La amistad es como el amor, se necesitaba dos mitades para compenetrarse.
Busco al grupo de mi hermano con la mirada, pero no los veo por ninguna parte, aunque, a quien si veo es a Khaled. Está a unos metros de mí, Kate baila a su alrededor a modo sobón.
«Es increíble como a la gente no le importa hacer el ridículo».
Respiro hondo intentando desechar cualquier mal pensamiento de mí mente.
Estoy a punto de llevar el vaso de plástico lleno de cerveza a mis labios cuando alguien se choca conmigo haciendo que eche toda la copa encima de la chica que está pasando justo delante de mí.
—Oh... Dios mío... — digo llevándome la mano a la boca —. Lo siento muchísimo.
La chica morena, de pelo rizado se gira hacia mí y sonríe. Lo que por un momento me deja sin palabras. Quiero decir, si la situación fuera al revés yo estaría chillando como una loca, no sonriendo como si no hubiera pasado nada.
— Tranquila.
Se limpia lo que puede con la mano y se aleja. La observo irse hasta que la pierdo de vista.
«Vaya… Eso sí que ha sido raro».
— Khaled te está mirando — murmura Crystal dándome un codazo.
Alzo la vista hacia donde le acababa de ver y… efectivamente me está mirando.
Hay que reconocer que hoy va especialmente guapo, puede que con el uniforme parezca uno más, pero vestido de calle es otra cosa.
Paso la lengua por mis labios secos y digo:
—Necesito más cerveza, ¡ya!
La primera hora pasó sin muchos acontecimientos. Encontramos el grupillo de mi hermano y nos unimos a él. Crystal empezó a ponerle ojitos a Luther quien en un principio parecía ni fijarse, pero en cuanto ella empezó a bailar no dejaba de mirarla de arriba a abajo.
Creo que hoy tendré que andar con los ojos puestos en él. No quiero que Luther utilice mi mejor amiga para luego dejarla destrozada por la mañana cuando decida que no es demasiado buena como para estar entre sus sabanas.
Poco después de las diez Khaled se unió a nosotros, lo que hizo que varias chicas le siguiesen.
La chica morena a la que accidentalmente había tirado la copa encima resultó ser alguien realmente adorable y si no estaba equivocada se llamaba Lulu o algo así.
A mi hermano le parecía gustar y dudo mucho que ella no sintiera lo mismo, aunque habría que decir que la chica era muy discreta, no como Crystal que estaba más loca de lo normal.
Evitaba a toda costa mirar en dirección de Khaled y de su sobona novia, pero siempre que lo hacía era una copa de cerveza. No saldría nada bueno de esto, estaba empezando a cabrearme el hecho de que fuera tan indiscreto y no dejara de besar a Kate de esa forma tan provocativa. ¿Por qué no se iban a un hotel y colmaban sus hormonas?
«¿Estoy celosa? No, no, no puede ser esto».
Quizá si busco alguien con quien enrollarme esta noche acabe olvidándome de que tengo justo a mi lado un hipócrita de primera.
—Deberías dejar de beber, creo que ya has tenido suficiente por hoy— aconsejó una voz a mi derecha.
Alzo la vista y me encuentro con una sonrisa burlona y un par de ojos grises o... ¿azules? Ya ni sé lo que digo... quizá lo mejor será dejar la bebida.
—¿Por qué no sigues sobando a tu novia y me dejas en paz? — pregunto intentando mostrar indiferencia.
Él sonríe de lado y mira a Kate, quien parece muy contenta bailando con un chico que no es de nuestro grupo.
—No es mi novia y lo sabes.
—No me importa— contesto concentrándome en la gente que baila animadamente a lo largo de la playa. La música resuena por todo el perímetro, los remixes están haciendo que todos muevan las caderas como si no hubiera un mañana. ¿Por qué no consigo divertirme como los demás? Sólo por un día quería desfasarme como ellos y olvidarme de los cientos de problemas que tengo en mi vida, pero no me sale hacerlo. ¿Por qué?