Fobos
“Este es el comienzo,dónde los mundos chocan y los días son oscuros…”
Daemon
Lleva una semana aquí y ha estado centrado en el trabajo que le dieron, me crucé de brazos y lo observó a una corta distancia, está sentado con la tablet policial en una mano y con la otra moviendo todo en la computadora. Es multifuncional, algo que pocos o más bien nadie es, apenas puede con una simple tarea y ya se estresan. Entrecierro los ojos cuando veo qué pasa una de sus manos por su cabello largo, tiene el ceño ligeramente fruncido y está apretando los labios. Una sonrisa tira de mis labios cuando veo cómo deja todo sobre el escritorio y oculta su rostro en sus manos, parece que el super soldado de Z.E.R.O ha llegado a su límite de soportar la mierda que los oficiales dejan en sus expediente o reportes. Quita sus manos y sus intensos ojos azules me miran, ese profundo mar que carga en ellos, suficiente para ahogar a cualquiera. Me preguntó ¿cómo se verán cuando esté sin vida? ¿Seguirá viéndose cómo ese mar profundo o será cómo un abismo sin salida? Me acercó a él y pongo ambas manos sobre su escritorio, me mira de pies a cabeza y hay un repentino cambio en sus ojos, su pupila se dilata cómo si hubiese consumido cocaína, me quito los lentes y los pongo sobre mi cabeza.
Sí que hay un cambio cuando lo miró sin lentes, no he tenido tanto tiempo para observarlo de cerca, hay una salpicadura de pecas sobre su nariz y mejillas, y tiene una cicatriz en el cuello parece ser causada por la explosion, pero la ha tapado con algún tatuaje, sin embargo esos ojos azules, ese mar profundo, son los que están teniendo un impacto como de una bala en mi interior. Un latido, una respiración y rompí el contacto visual. Hay una maldición que este hombre carga en sus ojos y que ha hecho caer a los mejores, no lo haré yo, porque yo quiero esos ojos azules sin vida.
— ¿Qué pasa? – pregunté mirando la forma en la que su cabello tiene un tono ligeramente oscuro sin luz natural.
— Los reportes que hacen estos imbéciles, ¿fueron a la primaria? Encontré un reporte con la palabra robo pero con v – recarga su espalda en la silla y se cruza los brazos. – Estoy considerando la oferta del tiro de Kragel.
Se ríe y apenas sonreí mirándolo fugazmente, he observado de cerca todo lo qué hace, pero no había tenido la oportunidad de verlo de cerca desde el día qué entró. Es raro. Sabiendo que la primera vez que lo vi, parecía el padrino cubierto de sangre con un detonador en la mano.
— Son unos inútiles, esa es la realidad aunque parece que lo haces bien con Maxi aunque…
— Bueno ni lo digas, es un putero de primera pero hace bien su trabajo cómo policía – admitió Cassian pasando sus dedos por su barba.
— Sí – asentí con la cabeza, en una semana escuché de tantas mujeres que han venido a buscar a Maxi que en un club nocturno. Vuelvo a mirarlo, lo atrapo mirándome pero no evita mi contacto. – Deja las cosas aquí y vamos a patrullar, nos ponemos en Alfa50, vas a llevar la unidad conmigo.
Me pongo los lentes y observó cómo se mueve, tiene una camisa roja y sus zapatos me gustan mucho, a diferencia del día que salió del hospital que sus zapatos eran… una ridiculez. Pasa frente a mí y por alguna razón mis ojos bajan de tirón a su culo respingado. Ladeo un poco la cabeza, joder, tiene un culo… suspiré y tomé la radio. Lo llevé por la salida de emergencia para no pasar por la recepción y tener que lidiar con las denuncias. Después de mirar qué todos estuvieran ordenados, me acerqué a la patrulla dónde ya estaba y me subí.
— ¿Ya te enseñaron a ordenar la unidad?
— Lambert me enseñó el otro día, estuve todo el día en Alfa50.
¿Y qué hace Lambert enseñándole cosas? Rasque mi nuca y empezamos a mirar las alertas que saltan, aunque nos mantenemos en silencio, no evitó mirarlo cada tanto, observo cada uno de sus movimientos y lenguaje corporal pero parece completamente normal. Él mismo, parece ser el mismo, pero a mí no me engañan, si este tipo es un Onix significa que superó a cualquier Kahron lo cuál lo hace más peligroso.
— Abrieron un nuevo restaurante – dije mientras volvíamos al centro de la ciudad. – Vamos a pasarnos, porque la comisaría necesita snacks y bocadillos.
— Vale, dime dónde es.
— Justo aquí – marqué el GPS.
Cuando llegamos al restaurante, me quité los lentes y esperé a que este junto a mí, sí tuviera que atarlo a mí lo haría pero no quiero ser tan evidente, es mi prioridad él debe saber más de lo qué dice decir y por eso lo mantengo conmigo. Abrí la puerta del restaurante y lo dejé entrar primero.
— Huele riquísimo – dije a la par de él, nos miramos y sonreímos un poco.
— Comisario ¿en qué le pudo ayudar?
— Queremos bocadillos para nosotros, sí le gustan a él los llevaremos.
— Pero sí esto es decisión de ambos – dijo Cassian mientras se sentaba en el banquillo.
— Sí pero tú opinión es la qué importa – sonreí un poco y me senté a su lado. – Y dime ¿cómo llevas todo esto? Parece qué después de cuatro años te adaptaste bien, creo qué no habíamos tenido la oportunidad de hablar solo nosotros.
Observó sus facciones y cómo se mueve pero no hay nada fuera de lugar, me mira un momento y me da una rara sonrisa, entre amarga y triste.
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Editado: 10.07.2025