Una suave melodía se colaba en mi mente, llegando sutilmente a mi subconsciente. Revolviendo toscamente mi memoria, para finalmente traer consigo pequeños fragmentos de mi vida.
Mi vida...
---Juliette---- gritaba mi hermana---- Mamá se va a enojar.... ¡Por favor vuelve! ---- Juliette--- Su voz denotaba clara preocupación--- sé que me escuchas sólo... regresa antes de que ella vuelva.
La escuche, pero le ignore, en estos momentos tenia mejores que a las cuales atender, como por ejemplo ese hermoso y pequeño cachorro que se encontraba jugueteando por el bosque. Le perseguí. Mamá nunca me había dejado tener una mascota, pensando detenidamente, mamá nunca me había dejado tener algo más de un pequeño y aburrido grillo.
El pequeño cachorro lobuno siguió andando levantando sus orejas en cada fracción de segundo, demostrándome que se encontraba al tanto de mi presencia. En cada paso, en cada olfateada se iba adentrando demasiado rápido al interior del pequeño bosque. Y yo le seguía curiosa, casi pisándole las patas.
Me cautivaba su extraño pelaje carmín contrastado por el blanco de sus patas. Mientras le observaba llegue a fantasear con acariciarle aquella mata de pelo, poder abrazarle, y rellenarle de pequeños besos.
El pequeño lobo se detuvo de repente, olio unos matorrales y posteriormente se adentró en ellos. ---Hey--- Le grite --- ¿sucedió algo pequeño amiguito? Mire para todos lados, Cerciorándome de mi soledad. Pase con dificultad los matorrales, lastimando mi mejilla en el proceso y restándole al segundo importancia. --- solo quería tocarte un poquito, no mucho, sólo pasar mis manos en tu hermoso pelaje, por favor no te marchas.... Por favor no creas que te haré daño ---- balbucee
Lleve mis manos a mis ojos, y los frote durante unos segundos buscando claridad, al terminar de tallarlos parpadee varias veces.
Encontré al cachorro exhausto, acostado sobre tierra, con sus pequeñas orejas escondidas bajo sus patas delanteras. No puede evitar sentir ternura ante aquella visión. Después de un rato, quizás minutos, decidí acercarme, se forma lenta y minuciosa, pues lo mínimo que deseaba era espantarlo, no cuando lo tenía casi en mis manos.
Lo toqué, primero con una mano luego con la otra, el pequeño simplemente se quedó quieto, como si no le importara que le tocara, cerró sus ojitos en señal de placer, Dándome la confianza necesaria para sentarme con él en la tierra, olvidándome así de todo.
Un aullido, seguido de varios más me despertaron. Trayéndome confusión al instante, observando el cielo, dándome cuenta que este se había oscurecido e inmediatamente recordé a Marian mi hermana.
Intente levantarme rápidamente, pero no me pude mover, no pude si quiera rascar la punta de mi nariz, la cual precisamente picaba. El impedimento de aquello era ese gran lobo de pelaje carmín, el cual me observaba. Este gran animal ladeaba la cabeza de un lado a otro, al parecer estudiándome.
Mi parálisis llego a grandes niveles cuando el lobo comenzó a olfatearme, desde mis pies, pasando por mi torso hasta llegar a mi cuello, ahí olfateo con a gran profundidad e incluso podría decir que disfrutaba de aquello. Levanto su hocico, llevándolo a mi mejilla, para posteriormente lamerla, justo donde se encontraba mi herido. La sangre en ese instante se me congelo. Cerré los ojos y esperaba a que este se aburriese.
Abrí un ojo, noté como el pequeño cachorro se colaba justo detrás de este. Al parecer había molestado a su madre o quizás en este caso padre.... ----Lo siento... --- le dije como si el animal fuera a entenderlo ---- sólo quería tocarle. Prometo no volverlo a hacer, pero es tan hermoso, tan pequeño, tan suave que... ---- pase saliva ---- olvídalo. Soy tan tonta al creer que podrías entenderme. Si vas a comerme hazlo ya---- El lobo volvió a ladear la cabeza ---- Lo siento, No te quise decir tonto sólo ¡Ash!.¡Cómeme! no juegues conmigo no es justo.
Ahora el lobo me observaba con burla. ¡Perfecto! Juliette ahora un lobo se burla de ti, algo más que agregar a tu lista de rarezas.
Un agudo dolor llamo mi atención de vuelva al lobo, este volvía a tener su hocico en mi cuello, un terrible mareo llego, y mi visión se tornaba cada vez más borrosa, mi cuerpo se volvía pesado, y de mi cuello se deslizaba algo pegajoso.
El lobo ya no me olía, ni siquiera se encontraba cerca de mí, este se estaba marchando junto con el cachorro, paro uno instante, me volteo a mirar, y aulló. No supe si le respondieron o por donde agarró, pues el sueño me invadió.
Me desperté de golpe, abriendo la boca de forma instantánea, buscando oxígeno, el cual claramente faltaba en mi organismo. Tosí, varias veces, e incluso parpadeé también incontables veces.