¡por dios Carolina!

Capitulo 20

Siento mucho la demora, tenia en pausa la historia, espero poder terminarlo si o si pronto.

 

Luego de unos minutos me sentí un poco más tranquila conmigo misma y pude reflejarlo ya que Rafael también se soltó un poco más. ya sentados en un pequeño sofá que hay en la consulta, todo comienza a fluir.

— Ahora cuéntame ¿cómo estás? no quise llamarte por que sabía que necesitabas tiempo para ti, pero no puedo negar que cada día tomaba el teléfono con la intención de hablar contigo o solo escuchar tu voz— dice tomándome las manos dándome apoyo o quizás tratando de tener algún contacto que aunque sea poco en estos momentos es suficiente para mí —pero no sería lo mismo si te llamaba como si lo hicieras tú, aunque no me llamaste con la intención de verme o hablar de la vida, cuando escuche tu voz un poco retraída, supuse que no lo hacías por querer hablar conmigo y deje que me contaras lo que necesitabas, disculpa si apure las cosas, solo necesitaba verte de frente ver tus ojos tu sonrisa y saber que estas bien, que ese hombre no te ha vuelto a molestar o si te ha buscado o no ¿te ha buscado? Porque si lo ha hecho te lo juro que yo...

No termina la frase, pero yo sé lo que haría; claro que lo sé, lo mas probable es que lo vuelva a buscar y golpear como lo ha hecho la última vez.

— Tranquilo no me ha buscado, no he sabido nada de él de verdad, pero tampoco quiero hablar del tema, quiero que sea solo un mal recuerdo y nada más, siento que… Si hablo de él o solo cuando lo recuerdo, no puedo aun sacarlo de mi vida, me atormenta cada que pienso en todo lo que me hizo en tan poco tiempo y como deje que llegara a tanto. si no hubiera sido por que estabas ahí para mí; para protegerme, quizás donde hubiera terminado. me salvaste dos veces y no sé de qué manera agradecerte todo lo que has hecho por mí.

— No tienes nada que agradecer y tampoco quiero presionarte, pero... ¿Te parece si volvemos a conocernos? de una mejor manera, no digo que tengamos algo ahora o que te sientas presionada para nada, me gustaría salir contigo pasarlo bien y conocer tu otra parte; la buena, esa que no tiene sufrimiento ni temores, esa que no se esconde, esa que es feliz ¿te parece que comencemos de nuevo?

sus palabras me han dejado sin habla, veo como extiende su mano a mi como si quisiera cerrar un trato, no quiere forzarme a nada, quiere conocer lo mejor de mí, lo bueno, lo feliz y eso me llena de emoción, de vida otra vez.

— Trato hecho— digo sonriente— pero olvídate de que tendremos sexo, de eso no se basa mi vida— suelto de manera tan mía que él lo reconoce de inmediato cuando siento su carcajada tan fuerte que casi me ha dejado sorda, supe que nuevamente mi boca a dicho todo antes siquiera de pensar.

—Esa carolina quiero conocer, esa que no se calla nada, esa que me deja sin palabras y todo cortado con sus verdades sin filtro. esa que conocí aquí mismo, en esta clínica y que me dejo cautivado en ese preciso momento.

—Bueno no hagas que me sonroje por favor— comento algo avergonzada por mis palabras que para variar salen sin que pueda retenerlas— y ahora si me permites debo irme, porque me quedan unos 20 minutos para volver al trabajo y necesito comer algo con urgencia, tengo un hambre que ni te explico—  acto seguido me paro arreglándome un poco la ropa para poder irme, aunque sintiendo un pequeño vació ya que por alguna razón no quiero salir de ahí; me siento bien, me siento tranquila, siento nadie me puede hacer daño estando cerca de él y eso me llena de paz.

— Lo siento, pero necesito pedirte algo, espero que no sea mucho para ti, solo necesito darte un abrazo si es que puede ser.

—¿Un abrazo? bueno, no creo que tengas algún tipo de enfermedad contagiosa o algo por el estilo— comentó tan jovial como siempre. Veo su sonrisa y siento como sus brazos largos y fuertes rodean mi cintura y cubriendo por completo mi espalda, esa sensación de felicidad que siento al instante me llena el corazón, su aroma varonil me nubla la razón, y simplemente no quiero salir de ahí, de esa sala que nos da tanta privacidad, pero como siempre vuelvo en si en el momento más inoportuno— lo siento debo irme o se me hará tarde.

— Pero... ¿si comes aquí conmigo? en la cafetería dan ricos almuerzos, yo invito ¿te parece?

— Bueno, no soy quien para negarme a una invitación; así que iré, pero ¿podemos ir ya? — comento justo cuando mi estomago comienza a rugir como león enjaulado dentro de mi— no digas nada y ni oses en reírte— amenazo saliendo de su consulta dirigiéndome a la cafetería.

El solo muestra una sonrisa de esas muy, muy matadoras que me ha dejado casi babeando y sus manos en el aire en signo de derrota.

— Roxanne vengo enseguida, si tengo alguna cita pendiente que me esperen vengo pronto — da órdenes a su secretaria apresuradamente mientras trata de alcanzarme por el pasillo

— Oye si tienes pacientes que atender no te preocupes iré yo sola si solo tengo unos minutos— comento cuando por fin llega a mi lado. tratando de que no deje su trabajo botado solo por mí.

— No te preocupes esta todo bien, además quiero asegurarme de que comas, no se lo has notado, pero veo que has bajado de peso. ya sé que no puedo no decirte esto, pero al parecer no te has alimentado como corresponde.



#47486 en Novela romántica
#12338 en Joven Adulto

En el texto hay: humor, obsesion, passión

Editado: 05.09.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.