─Lucia, niños, ¿dónde están? ─ preguntó Maximus entrando en la habitación.
─En la habitación ─ escuchó decir a Lucia, siguió su voz y los encontró a los tres en él baño, ella estaba sentada en él borde de la tina mientras que los niños limpiaban sus golpes.
Por un segundo Maximus se permitió reír con ternura por lo cómo sus hijos la estaban cuidando cómo si ellos fueron sus enfermeros personales.
─¿Estás bien? ─ preguntó arrodillándose frente a ella tocando su mejilla que se miraba un poco inchada.
─Estoy bien, ya se los he repetido mucho a estos dos ─ contestó ella.
─ Está inchado ─ comento Ares.
─Voy por hielo ─ dijo Eros saliendo por él.
─Ares ve a ayudar a tu hermano por favor ─ le pidió Maximus para tener un momento a solas con Lucia.
─No me digas lo siento, estoy cansada de que te disculpes todo él tiempo por cosas que hace tu familia, ya basta ─ le pidió ella cansada ─ ¿ustedes donde estaban? ─ le preguntó levantándose para quitarse la blusa que estaba toda sucia y arrugada.
─En él parque, les compré autos a los niños ─ le informo.
─Por favor dime que son autos de juguetes ─ le pidió ella.
─Claro, ellos no tienen edad para conducir aun ─ dijo él y ella suspiró en alivio, lo conocía muy bien y sabía lo derrochador que podía ser ─ pero los autos que tienen si se pueden subir en ellos y manejarlos ─ le contó.
─Le compraste un jeep a los niños ─ dijo ella.
─Le compre dos, uno a cada uno ─ dijo y en eso los niños volvieron con él hielo.
─Mami, ¿quién era esa mujer?, ¿por qué te estaba tratando así? ─ le preguntó Ares.
─¿Usted la conoce?, ¿Quién es? ─ le preguntó Eros a su ṕadre y él se tenso porque no sabía si estaba bien que le contara a los niños de que la mujer que atacó a su madre era su abuela.
─Nunca le he agradado a esa mujer ni a las personas que estaban con ella ─ contestó Lucia.
─¿Por qué? ─ preguntaron ambos al mismo tiempo.
─Es complicado de explicarles ahora niños, ustedes son muy pequeños para que puedan entender algunas cosas ─ contestó Lucia.
─Pero lo importante es que esas personas no lo molestaran más ─ aseguró Maximus y Lucia lo miró con escepticismo, no es que no confiara en su palabra, pero también conocía muy bien a la familia de él y sabía que no se quedarían así de tranquilos así por así.
Después de una larga pelea de tres contra uno donde Lucia tuvo que imponer su palabra porque su esposo y sus niños se negaban a que ella se fuera de nuevo, pero tenía que hacerlo aún no habían terminado la sesión de fotos de ese día.
─No los dejes solos, ni por un momento ─ le dijo Lucia antes de irse.
─Estarán bien, los cuidare bien, pero dime algo, ¿cuando terminas? ─ le preguntó él.
─Se espera que para mañana se termine todo, ¿recuerdas la fiesta? ─ le preguntó ella de vuelta.
─Si, cierto, ¿y después de eso ya no hay más nada que tengas que hacer aquí?─ le preguntó.
─No, solo estaba aquí para la sesión de fotos, tengo otros trabajos en Nueva york ─ le contó ella ─¿por qué? ─ le preguntó confundida.
─Solo para tener todo listo para regresar con ustedes y tener nuestra casa lista ─ le contó él.
─Maximus te estás apresurando ─ le dijo Lucia.
─¿Por qué dices eso? ─
─Porque ni siquiera le hemos explicado a los niños que eres su padre, estarán confundidos si de un momento a otro empezamos a vivir los cuatro juntos ─ le recordó ella.
─Yo no tengo ningún problema en decirles ─ se encogió él de hombros y él vehículo que la llevaría al set llegó.
─Ok, Max, no le digas nada a los niños, espera a que yo vuelva en la noche y nos sentaremos los cuatro ha hablar tranquilo y por lo que queda del resto del día no salgan, quédense en la habitación, hagan un maratón de películas de carreras de autos, a los niños le encantan ─ le dijo ella antes de irse.
Maximus siguió sus indicaciones e hizo un maratón de películas de carreras apta para los niños él resto de la tarde, aunque ellos en más de una ocasión dijeron que querían salir a correr en sus propios autos, pero él le puso la excusa de que los autos se habían quedado sin batería y por eso no lo podían usar.
Mientras tanto Lucia recibió muchas preguntas de sus compañeros de trabajo al ella volver golpeada al set, dio una explicación vaga de lo que le había ocurrido, la familia de Maximus era muy importante allá y Maximus aún más, no quería un escándalo.
Cuando regresó los niños ya estaban bañados y listos para cenar, al igual que Max, así que solo faltaba ella para que todos se sentaran a cenar. Durante la cena los tres la llenaron de preguntas de cómo ella se había sentido durante todo él día, con sus golpes, después de repetirle una y otra vez a los que había estado bien y no le había dolido tanto cómo en realidad se miraban los golpes.
─Niños ahora que estamos los cuatro juntos, les queremos decir algo muy importante ─ empezó a decir Lucia, los niños lo miraron con mucha atención ─ hay muchas maneras en la que se puede decir eso, pero ustedes tres saben que soy más directa así que lo diré, Maximus, es su papá niños ─ le contó y los niños se quedaron en silencio un momento para después mirarse entre ellos y luego a sus padre y ellos de nuevo.
─¿Por qué no nos visitaste antes? ─ preguntó Ares.
─Su papá estuvo enfermo por mucho tiempo y por eso no puedo estar con nosotros ─ contó Lucia, sería muy complicado para ellos entender que su padre había perdido la memoria y la familia de él se había aprovechado de eso para separarlos, por lo que él nunca supo que la dejó embarazada y por eso no había estado con ellos todo ese tiempo.
#603 en Otros
#129 en Relatos cortos
#1662 en Novela romántica
amor mentiras felicidad, perdidadememoria, amor desilusion encuentros inesperados
Editado: 03.01.2022