*Ahí está la puerta, lo voy a lograr*
-¿Pero qué?
A pesar de que ha llegado a tiempo, no ha podido estar en la clase. Cuando la chica entro al salón no encontró a nadie dentro, para nada se creía haber sido la primera en llegar, conoce a sus compañeros y sabe que ellos llegan minutos antes de que se habrá el portón del colegio.
-De seguro teníamos que ir a otro lado y me he olvidado -se frota la cabeza mientras va de un extremo del salón al otro-. Tocará buscarlos por el colegio.
Desesperada porque se le hacía tarde, busca por todo el primer y segundo piso, al tercero no ingresa porque está prohibido entrar sin autorización. Y así pasan los minutos, primera hora, segunda hora, nada, deprimida, se dirige a la biblioteca situada al fondo del primer piso.
-Vacía -suspira y examina el lugar por si las dudas-. Era de imaginarse que estaría vacío, todos están en clase.
-Aún que no estuvieran en clase, no vendrían.
-Buenos días, señora bibliotecaria. ¿Por qué dice que no vienen?, siempre que estoy aquí hay algunas personas.
-Jovencita, como puedes ser tan inteligente, pero tan distraída al mismo tiempo -dice sonriente.
-No entiendo.
-La mayoría de los que vienen, son fanáticas de tu amigo.
-¿Quién? Valentín.
-¿Tienes otro amigo?
-No.
-Entonces debe ser él, cambiando de tema ¿Por qué no estás en clase?
-Cuando entré al salón no había nadie, los busqué, pero no los encontré -dice algo cabizbaja.
-Entiendo, en ese caso, busca un libro para que te distraigas, está el recreo.
-Sí, muchas gracias.
Valerya paso toda esa hora sumergida en la lectura, una vez sonada la sirena que declaraba el recreo, cual bala salió disparada a su salón. Cuando la joven entro al aula vio que sus compañeros se encontraban dejando sus cosas, busco a su amigo, pero no lo encontró, así que decidió mejor ir a comer su merienda.
-Así que aquí estabas -la voz de un chico provoca que la joven se dé la vuelta y en ese mismo instante él la golpea en la cabeza con un cuaderno.
-¡Ay!, ¿Por qué fue eso? -Valerya se soba la cabeza y mira confundida al chico que le ha reiniciado el cerebro con tremendo golpe.
-Porque la profesora Barranco nos llevó a la sala de cómputo y nos hizo hacer videollamadas con alumnos de la escuela en la que antes enseñaba. Y para mi mala suerte me toco con una chica la cual no dejaba de preguntarme sobre el tipo de chicas que me gusta, si voy al gimnasio o práctico algún deporte, sobre si tengo novia y sobre si me interesa tener una. No sabía cómo zafarme de ella, la única que hubiera podido ayudarme eras tú, pero o sorpresa se te dio de quedarte dormida otra vez y a la profesora de llegar 10 minutos antes.
-¿Y cómo se supone que yo te hubiera ayudado? -pregunta a pesar de que aún está procesando lo que aquel chico alto le ha dicho.
-Hubiéramos cambiado de computadora.
-Así nada más sin dar explicaciones de porque cambiamos de lugares -dice un poco triste, a ella no le gusta la idea de mentir, nunca le gustaron las mentiras, pero si tiene que mentir para salvar a alguien que aprecia lo haría a pesar que no le guste. Aquel joven no es un compañero cualquiera, ese chico es su mejor amigo y lo lleva siendo ya desde años.
-Les diríamos que nos confundimos de lugares.
-Qué pasa si en mi máquina estaba otra candidata a fan tuya -a Valerya le causa gracia y no intenta ocultárselo a su amigo, el cual desde que entraron a la secundaria ha sido un imán para las chicas. Para su amigo el hecho de ser tan popular entre las chicas no le agrada, más bien lo ve como una maldición.
-Era un chico.
-¿Quién?
-El que estaba en tu videollamada, quien más -tras decir eso le vuelve a pegar con el cuaderno.
-¿Cómo sabes eso? -vuelve a sobarse la cabeza.
-El internet de la chica con la que me toco, fallo, mientras estaba ausente me dio tiempo de ir a ver tu maquina y darle fuerzas a la pobre alma que le toco contigo -le dice dramatizando demasiado.