Wendy
Nunca había visto tanta gente en el pueblo como hoy.
Es la segunda vez que vengo a la playa en la semana. Ayer por la fiesta, y hoy por el partido de fútbol que se va a disputar.
El sol está en su punto más alto del día, a lo lejos se puede ver como la gente se resguarda bajo sus sombreros, o aquellos que se encuentran alejados de la zona de campo de juego y descansan bajo una sombrilla.
Me dirijo hacia la multitud, y a lo lejos puedo notar como tres personas mueven sus manos muy enérgicamente y observo que saludan a alguien a lo lejos.
Miro por encima de mi hombro, y no veo a nadie.
Me quito los lentes de sol para poder ver mejor, y me encuentro con Amber, Agnes y Marga, en la tercera grada.
A quien saludaban era a mí. -río-
Están ubicadas bien en el centro, por lo tanto tienen la mejor vista hacia la cancha.
–¡Hola!– dicen las tres al unísono
–Juro que no las había visto
–Lo notamos– dice Agnes riendo
–Ven, siéntete con nosotras.
–Muchas gracias– digo
Las tres chicas llevan puesta una camiseta azul, y en sus espaldas tienen grabado sus nombres con el número 99, el que supongo que es su año de nacimiento.
Agnes y Amber llevan una gorra, también azul, solo que en esta lleva escrito "Layers" y la imagen de un pingüino a su lado.
Marga por su parte lleva un guante de espuma en su mano derecha, en este caso azul y blanco.
–Bonitos atuendos– digo tomando asiento– y accesorios.
–Tenemos un gorro de más, por si quieres– acepto y lo coloco en mi cabeza.
–¿Has venido a ver a Chase?– pregunta Agnes levantando ambas cejas.
–He venido a ver al equipo
–Mmm, pues claro...– dice Marga rodando sus ojos.
Llevo mi vista hacia el otro lado de la cancha y busco al equipo con camiseta azul.
Ya localizados, me encargo esta vez de buscar a Chase, pero se me hace imposible ya que todos van vestidos de igual forma y están de espalda a nosotros.
Lo único que puedo llegar a ver, son sus muy pronunciados traseros gracias a esos shorts que llevan puestos.
–Debes hacerle un altar a Chase– dice Amber, dirigiéndose hacia mi.
Pero estaba tan inmersa en mis pensamientos que tardo en darme cuenta que a quien le hablaba era a mi.
–¿Por qué?– pregunto confundida
–Por como te trató el viernes en la fiesta.
–¿Cómo me trató?– pregunto riendo
–Como cual princesa– esta vez es ella quien ríe.– debías haber visto como te miraba, y cuidaba. No se alejó ni un segundo de tu lado.
–luego de terminada la fiesta, me llevó a mi apartamento, y... al día siguiente fue nuevamente para ver si me encontraba mejor– río
–¿Cuanto tiempo crees que pasará sin que suceda nada entre ustedes dos?– pregunta Amber riendo.
-Si tan solo supieras- digo para mis adentros.
Aún no quiero hablar en público sobre lo que sucedió ayer con Chase.
Por el momento quiero que esto quede entre nosotros dos, y nadie más.
Y él estuvo totalmente de acuerdo conmigo.
Si queremos que las cosas funcionen, lo mejor va a ser que no nos apresuremos.
Para que las cosas vayan como nosotros queremos, vamos a ir despacio, y si en un futuro,
-espero que no muy lejano-, las cosas resultaron bien, allí le daremos a conocer al mundo nuestra maravillosa relación.
-vuelvo a reír para mis adentros-
–Eres como mi madre, creas historias donde no las hay– digo riendo
–Si tu lo dices...–Dice Amber
Ambos equipos comienzan a acercarse a la cancha, y la multitud explota en gritos.
A lo lejos luego de un buen rato identifico a Chase, este lleva el número catorce en su camiseta.
Mira hacia la tribuna y dirige su vista hacia donde me encuentro.
Esboza una gran sonrisa, las chicas a mi lado lo notan, y mis mejillas automáticamente toman color.
El juez controla que cada jugador esté en su posición, y acto seguido hace sonar el silbato.
El partido acaba de comenzar.
El número 13, del equipo contrario es el encargado de hacer la primera jugada del partido. Este a una gran velocidad logra esquivar a todos los jugadores de nuestro equipo.
Es como si tuviese dos propulsores debajo de sus pies.
Por el extremo derecho se encuentra Chase, y por el izquierdo Caleb, pero el número 13 es más veloz y nuevamente logra pasar desapercibido por entre los dos.
Alex comienza a preocuparse, ya que a su lado no hay nadie que pueda ayudarlo, sus piernas se mueven de lado a lado, en un intento de confundir al número 13, pero no resulta suficiente y el
jugador logra hacer el primer gol del partido a tan solo tres minutos de juego.
Desde que comenzó el partido hasta el momento del gol, el número 13 fue el único jugador en tocar la pelota.
–¡Alguien por favor que le quite ese balón!– exclamo furiosa. Agnes y Amber comienzan a reírse a las carcajadas.– Lo siento, durante los partidos me pongo muy nerviosa, y comienzo a insultar a todo el mundo– río
El juego se retoma, la pelota es lanzada por Alex lo más lejos posible, Mike en un intento de tomarla falla cuando el número 3 del otro equipo se le abalanza por encima de sus hombros y éste queda desparramado en la arena.
Toda la tribuna se incorpora de sus respectivos asientos y comienzan a abuchear tanto al jugador como al equipo.