¿por qué a mí?

Capítulo 22

Wendy


 

No sabía lo que sucedía, hasta que vi a Chase a un lado de la puerta de mi habitación.

Estaba confundida, eran las tres de la madrugada, se oían golpes y gritos desde el pasillo.

Chase se disculpaba conmigo, eso hacía que estuviese aún más confundida.

No comprendí del todo porqué tanto alboroto, hasta que Chase lo dijo. "Es mi padre"


 

Todo está bien, pensé yo. Es una simple discusión entre padre e hijo. Siempre sucede. Mi madre y yo hemos pasado por varias discusiones también.

Pero esta, no es una discusión como cualquier otra.


 

En esta discusión, hay alcohol de por medio, mucho alcohol.

Pero lo más preocupante, no es eso, sino es qué tiene un arma, y está apuntando hacia mi.


 

Miedo es lo único que siento en este momento. Miedo a que apriete el gatillo ya sea hacia mi o a mi madre, o incluso a Chase.

Jamás había visto a este hombre. Si no fuese por Chase que dijo quien era, yo nunca me habría imaginado que éste era su padre, porque no se parece en absoluto a Chase. Tanto físicamente, como en cuanto a lo personal. Es decir, este hombre es una persona violenta, agresiva, definitivamente con problemas psicológicos. Y Chase no es para nada así. Sé que lo conozco hace muy poco tiempo, pero puedo asegurar que Chase no es violento, y mucho menos de esta forma.


 

En cuanto a su fisionomía, su padre es alto, delgado y de cabello color negro, pero no un negro intenso, sino que un color apagado, casi parecido al carbón.

En cuanto a los rasgos de su rostro, no es para nada parecido a Chase, ya que éste tiene sus ojos color verde muy achinados y demasiado separados uno del otro.

A diferencia de su hijo, su rostro es adiamantado, su angosta mandíbula es lo que más resalta en él.


 

Si en otro momento me hubiesen

dicho que , este señor y Chase, eran padre e hijo, definitivamente no les habría creído.


 

Éste presiona con más fuerza el revólver contra mi cuerpo y ríe a carcajadas.

Observo a Chase, quien aún se encuentra a mi lado, e intento sujetar su mano, quiero que sepa que todo esto no es culpa suya, porque lo conozco tanto como para saber que una sensación de culpa lo está carcomiendo por dentro.

Sus ojos encuentran los míos, y por décima vez gesticula un "lo siento".


 

No tiene porqué, todo esto que está sucediendo, no había forma de que supiera que iba a ocurrir.

Ninguno de nosotros sabía que este hombre podía irrumpir en mi apartamento y crear semejante revuelo.

Sé que se arrepiente de su padre, de haber creído y confiado en él, Chase ya me lo ha dicho, aunque no era necesario, solo bastaba ver sus ojos cada vez que hablaba de su padre como para saber que ya no lo veía igual a como lo veía hace unos años atrás.


 

Los amigos podemos elegirlos, pero los familiares no. Tan solo basta con aceptar que, por más que quisiéramos, no podemos cambiarlo, siempre de una forma u otra, estaremos ligados a nuestra familia. Ya sea mala o buena, estemos de acuerdo o no con sus ideales y pensamientos, siempre serán nuestra familia. Tan solo depende de nosotros saber cómo convivir o tratar con ella.


 

Observo una vez más a mi madre, y su rostro está blanco como un papel. Los nervios que recorren todo su cuerpo a causa de la situación que estamos viviendo, se notan a flor de piel.

Le gesticulo un "todo va a estar bien" y las lágrimas en sus ojos caen con más velocidad.

Quiero correr hacia ella y decirle que no va a suceder nada, que cuando menos lo esperemos, todo se va a solucionar, el padre de Chase va a reaccionar, y nos dejará libres.


 

O eso es lo que quiero creer.


 

*Detonación*


 

Mis ojos se abren exageradamente.

Mi cuerpo no reacciona, mis manos tiemblan, y mi pecho sube y baja a causa de la respiración agitada.

Un zumbido ensordece mis oídos.

Giro lentamente la cabeza sin poder asimilar lo que acabo de escuchar.


 

Sangre, es lo único que mis ojos logran ver.


 

Un gran círculo de sangre comienza a extenderse sobre el suelo de mi apartamento.


 

Fueron dos segundos. Me giré hacia mi madre, intentando calmar sus nervios de los gritos de Chase y su padre que habían de fondo. De repente, un fuerte estallido hizo eco dentro del apartamento, y un silencio sepulcral invadió toda la habitación.


 

Chase y su padre discutían, este último quitó el revólver de mi cabeza y apuntó hacia su hijo, ambos comenzaron a forcejear y un balazo salió disparado hacia uno de los cuerpos que se encuentran en la sala.


 

Mis ojos no asimilan lo que ven, un cuerpo descansa sobre el suelo.

Quedo atónita ante esta situación. No sé qué hacer, no reacciono.


 

–¡Wendy!–oigo que alguien me llama–¡Wendy!–una vez más oigo mi nombre pero ni mi cuerpo ni mi cerebro reaccionan. Todo en mi cabeza da vuelta, tengo la sensación de que voy a desmallarme, no sé si por el cuerpo que tengo frente a mi, o por la cantidad de sangre que desprende el mismo.


 

–¡Wendy... ayúdame por favor!–mi vista se nubla, no logro ver quien está frente a mi. El zumbido en mis oídos aún está presente y tampoco logro descifrar de quien es la voz, tan solo oigo palabras entrecortadas.

Abro y cierro lo ojos. Intento reaccionar, y tranquilizarme.


 

Inhalo y exhalo.


 

Vuelvo a abrir y cerrar los ojos.


 

Inhalo y exhalo una vez más.


 

Mi pecho aminora la velocidad y comienzo a respirar con menos dificultad.

Abro y cierro los ojos y mi vista mejora.

Mis piernas reaccionan y logro moverlas. No mucho, tan solo soy capaz de dar dos pasos. Pero son los suficientes como para quedar aún mas cerca del cuerpo casi inerte.




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