Sara
Sabía que esto tarde o temprano pasaría, pero no me imagine que sería tan pronto.
Caer en la triste realidad sé que mi Leonardo no es mío porque está enamorado de esa bruja.
Hoy más que nunca me quedo claro pues a pesar de todo él sigue defendiéndola.
Por la simple razón de que la ama y yo la verdad no puedo con eso pues me siento morir porque como tonta me enamore de él.
Fui una estúpida al pensar que me quería como a ella tal vez si me quiera, pero no de la manera que yo lo adoro.
No sé que hacer o a donde ir solo no quería estar en esa habitación escuchando como Leonardo no nos cree y la sigue defendiendo.
Salí corriendo con todas la fuerzas que tenía antes de que alguien pudiera alcanzarme solo escuchaba los gritos de mi amigo Ricardo quién gritaba mi nombre.
Apenas hace unos minutos dejé de correr ya cuando considere que no había peligro de que algún guardaespaldas pudiera alcanzarme.
Sé que es muy imprudente de mi parte hacer eso pues estoy poniéndonos en peligro a mí y a mi bebé.
Hablando de mi bebé no es justo que lo esté haciendo pasar por todo esto.
Sin embargo, no lo puedo evitar no puedo dejar de llorar me siento demasiado mareada supongo que en mi estado es normal sentirse así porque desde que estoy embarazada a veces me pasa, pero hoy me siento más mal que de costumbre.
Supongo es por toda la serie de cosas que me han pasado necesito descansar un poco para reponerme.
Así que decidí tomar asiento en una banca de un pequeño parque al cual llegué.
Cuando ya me encontraba cómoda saque mi celular de mi bolsillo.
Observe que tenía 20 llamadas perdidas de Leonardo y múltiples mensajes.
Que para ser sincera no quería abrir pues como ya lo mencione no quiero saber nada de el amenos por ahora necesito estar sola.
También, observe que tenía una llamada perdida de la señora Amelia quien por cierto de hecho me estaba llamando de nuevo decidí contestarle pues ella no tiene la culpa de nada y no es justo preocupara así que inmediatamente conteste.
—hola señora Amelia buenas tardes.
—mi niña preciosa gracias a Dios me contestas hija que paso por favor dime donde estás para ir por ti estamos muy preocupados por ti.
-—o siento mucho, señora Amelia por preocuparlos, pero tuve una discusión con Leonardo y la verdad quiero estar sola por el momento.
—si mi niña yo sé que discutiste con el bruto de mi hijo él me contó aunque no me dijo por qué sospecho que fue por la arpía de Megan, pero no mi amor tú debes estar aquí conmigo no importa si no le hablas al cabeza dura de Leonardo o no solo regresa afuera es muy peligroso, hija tú y mi nieto corren peligro.
-—lo sé señora Montero, pero de verdad no quiero hablar con Leo necesito pensar las cosas no se preocupe no me pondré en peligro me cuidaré sé pasar desapercibida.
—segura mi niña como te digo yo no estoy nada tranquila que estés lejos de nosotros, pero también te comprendo es normal que no quieras ver a mi hijo así que respeto que quieras estar sola pero prométeme una cosa.
—si claro, señora Amelia le prometo lo que sea.
—que me vas a informar como estas y con quien estas todo el tiempo por favor.
-claro que sí señora Amelia tiene mi palabra que le avisaré como me encuentro y regresaré cuando esté más tranquila muchas gracias por comprender.
-no hay nada que agradecer hija te quiero muchísimo y siempre voy a querer lo mejor para ti claro también para mi nietecito o nietecita.
—gracias de todos modos señora Amelia ahora también quisiera pedirle dos favores.
—si claro lo que tú quieras mi niña dime.
—el primer favor es que no preocupe a mi abuelita Mariana no le diga nada de mi pelea con Leo por favor cuídemela mucho hasta mi regreso dígale no sé que me quede con Leo en el hospital.
—por supuesto que yo cuido a tu abuelita Mariana no te preocupes mi amor también te doy mi Palabra de la pelea no se va a enterar.
—muchas gracias señora Amelia.
—nada que agradecer hija estoy aquí para ti ahora dime mi niña cuál es la segunda cosa que necesitas.
—mi segunda petición es por favor no le diga nada a Leo de que hablamos por teléfono se lo ruego.
—eso mi niña no tenías ni que pedírmelo yo no pensaba decirle nada al cabeza dura de mi hijo pues no se lo merece.
—estaba bien señora Amelia muchísimas gracias por todo lo que hace por mí déjeme decirle la quiero muchísimo.
—yo también te quiero mucho mi niña te amo eres como mi hija eso nunca lo olvides.
—claro que no lo voy a olvidar usted tampoco olvide yo también la amo y la quiero como una madre.
Luego de decir esto último colgué la llamada y apague el celular pues sabía perfectamente que Leo iba a continuar llamando.
Y como le mencioné a la señora Amelia no tenía ganas de hablar con Leonardo solo quería estar sola con mi dolor.
Tenía por pensar que iba a hacer con mi vida ahora que todo se aclaró y quedaron claros los sentimientos de Leonardo.
Debía pensar en eso y en el futuro de mi bebé estaba claro que no íbamos a ser una familia, pero una cosa si tenía clara yo nunca le negaría a Leo ver al bebé.
Pensaba esta y mil cosas mientras me encontraba sentada en la banca de aquel parque cuando de repente escuché una voz que me parecía conocida la cual me decía.
—hola buenas tardes ¿Andreita eres tú?
—hola Micaela buena tarde si claro que sí soy yo.
—ven para acá niña quiero darte un abrazo siento mucha emoción de verte.
Después de decir esto la señora Micaela a quien conocía porque era una compañera de trabajo cuando yo trabajaba en el café me abrazo fuertemente y me dijo.
—mi niña cuanto tiempo sin verte.
—ya lo sé señora Micaela un tiempo.
—si lo se te fuiste de la cafetería sin despedirte siquiera mi niña hasta después te vi en la televisión así fue que me entere de tu matrimonio con el hijo de los Montero quien por cierto hace poco hirieron.