SHAMARA
Al despertar Dean no estaba a mi lado, lo busqué por la habitación y al final lo conseguí muy misterioso hablando por teléfono. Al escucharme colgó el teléfono de pronto.
─Buenos días princesa ─dijo mientras me recibía con un abrazo y un delicado beso.
─Hola… ─respondí un poco distante ─ ¿Con quién hablabas? ─pregunté soltándome de sus brazos.
─Vamos a darnos una ducha rápido porque tenemos que irnos ─respondió mirándome fijamente, es posible que esté pensando que le voy hacer una escena de celos o le voy a gritar, pero ya eso es historia.
─Está bien, pero yo me ducho primero porque duras mucho en la ducha─. Sin decir nada más me retire al baño restándole importancia a lo sucedido hace un instante, esas cosas no me robarían la paz y menos harían que yo desconfiara del hombre que amo.
Una hora y media más tarde estábamos en el ascensor del edificio, Dean me pidió que le permitiera ponerme un pañuelo en los ojos porque me tenía una sorpresa. Yo llena de curiosidad acepté no sin antes pensar que me podía estar jugando una broma. En mi familia no se sabe cuál es peor, Dylaber, Owen o Dean.
─Necesito que confíes en mi ─susurró ─Espérame─. dije mientras le ponía el pañuelo─, estoy un poco nervioso─. Soltó, ahora sí tengo mucha curiosidad de saber qué estaba pasando por la cabeza de mi loco amor.
─ ¿Por qué estás nervioso amor? ─pregunté agarrándome las manos.
─Descuida, vamos que se nos hace tarde. ─Solo respondió.
Entramos a la sala sin decir una palabra, las manos las tenía fría y el corazón me latía a mil por hora. Había un enorme silencio, pero cuando camínanos un poco más hacia delante comencé a escuchar pequeños ruidos.
Toda la familia estaba ahí esperándonos. Con una seña, le pedí a mi cuñado Owen que le quitara el pañuelo mientras yo me arrodillaba frente a ella con un diamante en una pequeña cajita de terciopelo.
Abrí los ojos cuando Dean me retiró el pañuelo, no podía creerlo. Estaba toda mi familia y Dean en frente de mí arrodillado con una enorme sortija en las manos y como la sentimental que soy no pude contener las lágrimas y comencé a llorar, se estaba cumpliendo mis sueños.
─Shamara Thompson. ¿Me harías el honor de ser mi amor por y para siempre?
─ iSi! por siempre y para siempre amor ─Puso en mi dedo la significativa alianza que nos uniría hasta que la muerte nos separe, mi corazón estaba rebosante de alegría por la sorpresa. Dean emocionado me tomó entre sus brazos.
─Ahora señora Moore vaya a cambiarse porque se nos hace tarde ─ dijo con una sonrisa.
Corrí a donde estaban mis padres.
─Siempre supe que ustedes eran el uno para el otro. Ahora quiero que me llenen de nietos para cuidarlo cuando me retire ─Mi padre me tomó entre sus brazos haciéndome sentir cuidada y protegida en todo momento. Mi madre llena de alegría después de darme un cálido abrazo me insistió que fueran a la habitación de invitados donde me estaba esperando una persona para peinarme y maquillarme.
Al ver mi vestido no pude contener las lágrimas porque ese era el vestido que había elegido para nuestra ceremonia antes de suceder el accidente. Dean pensó en cada detalle.
Mis cuñadas y mi madre compartían conmigo mientras me cambiaba y nos tomábamos unas cuantas copitas de champagne además de las locas ocurrencias de Sophia y su nueva vida de casada con Dylaber. Pensándolo bien la única que aún estaba soltera era yo, ¡uff!
Mientras me cambiaba me remonté a mi infancia, cuando Dean iba a jugar con Owen, ese flaco tonto que se metió en mi corazón para nunca más irse. Estábamos uno frente al otro escuchando al juez, miraba a mi hombre con los ojos nublados amenazando con llorar, esos lindos ojos que cuando me miran mi mundo se pone de cabeza.
Cuarenta minutos después hacia entrada de brazos de mi orgulloso padre. Me sentía la mujer más dichosa y bendecida por Dios.
Llegó el momento de los votos. Dean me miraba mientras sacaba del bolcillo de la chaqueta un papel.
Eres la mujer más maravillosa del mundo y más allá. Contigo conocí lo que es el verdadero amor, me enseñaste ver la vida de un color especial, despertar a tu lado es la experiencia más significante que puede haber. Verte reír es como tocar las estrellas. Princesa… prometo ser tu amigo, reír contigo y llorar también. Estar en las buenas y en las mejores y ser la mejor versión de mi cada día.
Cuando crecemos nos hablan de los príncipes azules, o los caballeros con armaduras que defienden a las princesas en apuros. En mi caso soy muy afortunada porque Dios me bendijo con un príncipe verde... así como lo escuchan, verde porque solo nacen cada cien años. Mi vido es salido de otro mundo porque siempre estuvo ahí para mi sin importar las circunstancias y el tiempo; fuimos creados como almas gemelas. Al llegar mi turno hubo un momento de silencio.
Tú… eres todo lo que yo soñé y más… eres mi vido. El hombre que amo desde que tenía trece años. Contigo conocí lo que es luchar por lo que se quiere y a la vez valorarlo. Soy la mejor versión de mi porque te tengo a ti. Nunca imagine que podía amar, así como te amo a ti. Te amo porque por siempre y para siempre has sido tú.