MUCHAS GRACIAS A TODOS LOS QUE HAN LEIDO MI HISTORIA HASTA AHORA, ME GUSTARIA SABER QUE PIENSAN DE ELLA, SI LES GUSTA. UNA SE MOTIVA A SEGUIR ESCRIBIENDO CUANDO LEE COMENTARIOS. GRACIAS!!!
Buscando un lugar para sentarse, Dean buscó el ticket para confirmar la hora de su próximo vuelo, estaba un poco aturdido y cansado por tantas horas de vuelo.
Por siempre y para siempre tú, hermosa. Con una leve sonrisa recordó la noche que le hizo esa promesa a Shamara.
Nunca voy a olvidar la primera vez que te hice mía. Pensó
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Shamara se levantó de la cama y fue al lavabo, quería tomar una ducha de agua fría para sentirse mejor. Al momento de salir del baño envuelta en una toalla, Dean estaba sentado en la cama esperándola.
Dean se levantó de la cama tomándola de las manos. Abrigaba un sentimiento que lo estaba volviendo loco. Y tenerla ahí frente a él en toalla y sabiendo que no había nada debajo… era un verdadero infierno.
Rosó sus labios ardientes por sus hombros. Gimió de placer. Shamara sintió como su cuerpo se sentía tan caliente. Dean siguió dándole cálidos besos a su cuello, hombros y luego a sus pechos………
Shamara se sentía deseada, siendo acariciada por el hombre de sus sueños. Mordió sus labios en respuesta a las caricias de Dean, sintiendo su boca seca, deseando ser besada.
– Quiero que abras los ojos – le dijo mientras la miraba, unos bellos ojos que arrojaban fuego, tan sexy y ardientes.
Dean acarició los labios de Shamara con su dedo índice muy lentamente para después besarla de una forma desenfrenada, con necesidad y pertenencia. Bajó sus manos hasta la parte baja de su espalda, luego a su trasero, deslizando sus juguetones dedos al interior de sus muslos, siguiendo su travesía a su sexo acariciando su clítoris de una forma tan ardiente.
Tenía todo su cuerpo temblando, sintiendo sensaciones nuevas para ella, mostrándole un mundo lleno de deseo y ardiente placer. Cada poro de su cuerpo le gritaba que lo necesitaba a su lado.
La tomo entre sus brazos llevándola a la cama.
– Vas hacer mía – dijo mordiendo despacio su cuello.
Se quitó de un tirón la camisa mangas largas color azul cielo que aun llevaba puesto de la noche anterior, al igual que sus vaqueros blancos y su bóxer negro, cayeron al piso para luego subir a la cama encima de Shamara.
Volvió a besarla, mordiendo castamente sus labios, haciendo presión a su nuca para profundizar el beso encontrándose con su lengua deseosa de él. Posó sus manos en sus senos para acariciarlos uno a uno; primero el derecho mordiendo y lamiendo su pezón, poniéndose duro, luego el izquierdo haciendo la misma hazaña despertando la baja pasión de su cuerpo, sintiendo deseos de que Dean estuviera entre sus piernas.