Por Sus Alas [sin editar]

17 - Final Alado.

     —Otra vez vos acá... —habla Emma primero. Su cuerpo se encuentra tenso en posición de ataque, atenta a cualquier movimiento sospechoso. Sus alas grises se imponen nuevamente frente a mí en señal de protección, sin embargo decido cambiar de lugar para quedar al lado de ella.
     —Jev, no te metas en esto —espeta la pelirroja colocando su brazo delante de mí para impedir que avance—, esta dejó de ser tu pelea.
     —Lamento informar que somos un equipo, Emma, y pase lo que pase debemos cuidarnos el uno al otro. Estamos juntos en esto como compañeros.
     La risa malvada típica de las villanas de caricaturas japonesas, proveniente de Katarina, interrumpe nuestra conversación.
     —Basta de sus palabrerías inútiles. Terminemos esto de una vez por todas, tengo un sinfín de universos por conquistar.
     Con un chasquido de sus dedos, invoca una espada grande, del largo de su brazo, que tiene detalles finamente trabajados en el mango y su filo parece cortar profundo con un solo toque. Por alguna razón, que desconozco totalmente, una sensación cálida recorre mi cuerpo y me llena de valentía para observar a Emma preguntando, en silencio, si ella está lista. Responde con un leve asentimiento de su cabeza, para luego dirigir nuestra atención a la Hada Diosa Superiora.
     Me pongo en guardia para esperar el primer movimiento, uno de ataque es probable. Ella corre hacia nuestra dirección a gran velocidad, pese a eso podemos lograr esquivarla con un simple giro, separándome de mi compañera y así quedar en desventaja. Si las cosas no podían ser peores ahora se dirige hacia mí con la espada aún en alto. Rayos.

     —¡Cuando diga tres, preparate para lo que practicamos! —me grita Emma, aunque no estoy seguro a lo que se refiere (practicamos muchas cosas, ¿saben?). Decido mejor preocuparme en mi contrincante y esperar la señal cuando sea el momento.

     Katarina ataca con furia uno tras otro, sin sudar en lo más mínimo. Logro ver sus ojos rosas brillar de venganza, disfrutando tratar de asesinar al doble del novio de su mayor enemiga, pero extrañamente no me dejo intimidar y sigo esquivando sus movimientos, aunque de vez en cuando logro atacar aunque sea por unos segundos. En medio de este lío las luces se apagan confundiendo a la Diosa Hada Superiora y dándome una pequeña ventaja, junto a sus alas de avispa que emiten una tenue luz verde agua.

     —¡No sean cobardes, ratitas de circo!

     En el momento que decido tomar la iniciativa de ser yo quien lidere la batalla, la mujer enciende en llamas rosas su espada, iluminando un perímetro de entre cuatro y cinco metros de distancia, por lo que deja al descubierto la posición de mi compañera que se encuentra ahora frente a mí. De esta forma ella me reemplaza en la batalla y ambas se atacan sin piedad.

     —Eres buena, Emma Rowena, pero no lo suficiente para derrotarme.

     El filo de la espada roza el abdomen de Emma y deja allí un rasguño superficial, el cual la pelirroja no siente porque sigue combatiendo. Suelto un sonoro suspiro de alivio.

     —Esto apenas comienza, Katarina.

     Quedo boquiabierto mientras veo la batalla que ocurre entre ellas dos, principalmente porque mi compañera no parece ser la misma que vi la primera vez en el monte; la muchacha misteriosa de sonrisa contagiosa, ahora es una chica confiada sudando en medio de una pelea que pareciera no tener fin. Si no fuera porque la conozco bien, podría no reconocer que ella evolucionó junto a mí para poder llegar a este preciso instante.

     Comienzo a sentir un extraño dolor de cabeza, mientras una parte de mí desea proyectar recuerdos del otro universo. Respiro profundo un par de veces para poder disiparlos de mi mente. Entre tanto, puedo ver la sonrisa burlona que se forma en los labios de Katarina cuando la pelirroja intenta conseguir ventaja sobre ella, sin embargo todo esto me produce un mal presentimiento; un augurio negativo de que el peso de la balanza se pondrá a favor de la mujer de ojos rosas. A pesar de no estar en condiciones decido entrometerme en la batalla, volviendo a ser yo quien busque formas de por fin derrotarla, pero esto se vuelve una mala decisión cuando el chirrido de las espadas al chocar ayuda a incrementar el dolor de cabeza que estoy sufriendo. No sabría identificar si es una conexión a punto de revelarse o algún sucio truco de mi contrincante. Con los momentos que he pasado hasta ahora, todo es posible, ¿no?

     —Fin del juego, humano —la escucho hablar antes de que apague su espada y desaparezca en la oscuridad de la sala. Mis ojos se cierran solos producto de las puntadas en mis sienes que ya no puedo soportar.

     Puedes hacerlo, me aliento, no importa el dolor que sientas ahora, eres capaz de derrotarla cueste lo que cueste.

     Respiro profundo un par de veces, dándole tiempo a mis sentidos para que se adapten a mi alrededor. Me coloco en posición de ataque, aferrando aún más mis manos al arma, atento a cualquier movimiento sospechoso.



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En el texto hay: misterio y accion, multiverso, amistad y humor

Editado: 02.04.2020

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