Epílogo

P.O.V: Manuel

Después de llegar del viaje fui a mi habitación inmediatamente, me sentía agotado así que después de bañarme y de cambiarme de ropa fui a mi cama, ahí encontré una caja que mi madre me había dejado, y me pidió que la abriera al volver del viaje.

La destape cuidadosamente y saqué lo que tenía adentro.

Ea una libreta de tamaño mediano, parecía un diario, abrí la primera página y comencé a leer lo que tenía escrito.

 15/11/1999

Mi pequeño Manuel ya tiene dos meses, jamás pensé que podría amar a alguien como lo amo a él, justo en este momento está dormido, parece un ángel, mi ángel, se supone que yo soy quien debe protegerlo de todo y todos, pero siento que en realidad es él quien ha llegado a salvarme y proteger mi corazón, sus pequeñas manitas que se cierran cuando meto mi dedo entre ellas, son algo maravilloso, es el gran campeón de mi corazón, es el mayor logro de mi vida.

Cada vez que siento que me caigo en ese hoyo profundo llamado infelicidad, recuerdo que lo tengo a él, tan solo con verlo siento como mis heridas van cerrándose. Cuando sonríe al ver una mueca mía, me pongo a pensar en que no merezco tenerlo,  medito diariamente en que es lo mejor para él, su padre no se da el tiempo de verlo crecer, y de algún modo Manuel sabe lo que pasa en su hogar, es tan indefenso aún.

Desde el día que nació, me he sentido orgullosa de él, aquel día las únicas lágrimas que derramé fueron de felicidad, estoy segura de que cuando el crezca, estaré igual de orgullosa que en este momento.

De algún modo, en cuanto terminé de leer eso estaba aún mas hundido, mi padre me iba a obligar a hacer cosas que no están bien, me sentía tan impotente, ya había tenido que fallarle a Donna y ahora tendría que defraudar los valores que mi madre me había inculcado.

No dejaba de preguntarme si algún día podría ser feliz, y en ese futuro que imaginaba para un mundo alterno- porque en mi mundo ya no es posible- estaba también Donna, la mujer a la que había roto el corazón, a la misma que alguna vez prometí cuidarla siempre.

Recordando lo último, esta vez me lo volví a prometer a solas, dejaría que ella continúe, que sea feliz, no iba a crear mas encuentros con ella, aunque no iba a dejar de verla a la distancia, para asegurarme de que siempre esté bien.

FIN